Con la llegada del Covid-19, el trabajo de los gestores de servicios funerarios se enfrenta a la burocracia del Registro Civil y a la saturación de los hornos crematorios en la capital por el incremento de los muertos.

En la calle Doctor Liceaga, el Juzgado 14 del Registro Civil es la oficina que más trámites de actas de defunción recibe, a pesar de que en la Ciudad de México hay más juzgados en otras alcaldías. En los últimos días, afuera del lugar se forman filas de carrozas fúnebres que se estacionan hasta en triple fila.

Desde el inicio de la pandemia, los trámites que anteriormente los gestores hacían en menos de 60 minutos, esta vez tardan hasta cuatro o cinco horas.

El tiempo de espera se debe a que en el juzgado no todos los trabajadores están operando, razón por la que ahora dan atención las 24 horas del día.

Los gestores también padecen por primera vez la saturación de los hornos, ya que en la capital del país sólo hay 22 que dan servicio a 700 negocios, según la Asociación de Propietarios de Funerarias.

Daniel Guerrero Barba, dueño de Funerales Imperial, menciona que nunca había vivido la saturación de hornos crematorios.

“Yo nunca, en toda mi vida y en los 43 años que llevo al frente de la funeraria, había visto que se saturaran los hornos crematorios. Esto me parece histórico.

“Si a mí me piden un servicio, lo primero que hago es buscar el crematorio más cercano en la zona donde vamos a sacar el cuerpo, de ahí en adelante vamos agarrando más lejos o hasta que logremos agarrar un horno, y si no hay para ese día, se tendrá que cremar al día siguiente”, detalla.

Santos González, de García Memorial, esperó más de cuatro horas para concluir tres trámites. Comenta que la saturación de los hornos comenzó a registrarse desde mediados de abril.

“Nunca me había pasado esto de que los hornos no tengan horarios, y como también los juzgados no están trabajando al 100, pues todo se satura”, dice.

David Vélez, presidente de la Asociación de Propietarios de Funerarias en la Ciudad, afirma que ya se solicitó al Consejero Jurídico de la capital que intervenga en la saturación de los crematorios.

“Hay dos cosas muy difíciles: las limitantes que tienen los hornos crematorios son los vecinos, [pues] si se vive al lado de uno y se ve que están trabajando en horas no autorizadas, se hace un lío. No han entendido que la pandemia depende de las funerarias. Además, todos los hornos tienen un protocolo, y si trabajan 24 horas, van a colapsar”, refiere.

Añade que las autoridades no han prohibido los velorios, sino que han recomendado no hacerlos porque el riesgo de contagio es muy alto.

Sin embargo, desde el inicio de la pandemia, los servicios funerarios en el país se incrementaron 200% y 95% de ellos han sido cremaciones, agrega.

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