La pesadilla que le ha generado el Covid-19 a Ana de Santos no acaba. Ahora está en una lista de espera para poder repatriar las cenizas de su esposo Juan Casimiro Domínguez, y si la cremación del cuerpo y entrega de restos le tomó más de un mes, ella augura que todavía faltan semanas para que su esposo repose en Huixtac, Guerrero.

Ahora espera la llamada del consulado de México en Nueva York, para que le confirmen si podrán ayudarla para la repatriación.

“Estoy a la espera de que me llamen, que del consulado nos digan si nos van a ayudar. Nos dijeron que apenas se abran las fronteras se van a comunicar para hacer los trámites y el traslado [de las cenizas]”, relata De Santos a EL UNIVERSAL

El 8 de abril pasado De Santos ingresó al St. Barnabas Hospital con tos y dificultad para respirar. El diagnóstico: Covid-19. La guerrerense empeoró y fue intubada. Así permaneció durante tres semanas.

Logró salir adelante. Cuando le quitaron los aparatos que le ayudaban a respirar, un par de doctores llegaron hasta la cama en la que aún convalecía para informarle que su esposo Juan Casimiro Domínguez también había adquirido la enfermedad por coronavirus y su estado era grave.

Apenas habían pasado unos días en los que De Santos comenzó a respirar por sí sola, cuando le dieron la noticia: su esposo murió exactamente el 26 de abril pasado.

“Yo me enfermé, me internaron en el hospital el 8 de abril, no me componía, tenía mucha tos y no podía respirar; me metieron tubos y así durante tres semanas.

“Gracias a Dios salí de los tubos y cuando salí, me enteré de que mi esposo se había contagiado con el Covid-19 y estaba internado también en el hospital.

“Cuando salí de los tubos, los doctores me fueron a ver porque les dijeron que yo era esposa de Juan, me dijeron que mi esposo estaba muy mal y que ya no se contaba con él”, explica De Santos.

Migrantes

La mujer tiene cuatro hijos: de 14, 12, seis y tres años, todos nacieron en Nueva York.

Su historia es la de la enorme mayoría de los mexicanos: emigró hace 15 años de Huixtac, Guerrero, en busca de una mejor vida, al lado de Casimiro Domínguez.

Desde que llegó a Nueva York se dedicó al hogar, pues poco tiempo después nació su primer hijo. Su esposo, hasta antes de su muerte, se dedicó a lavar platos en distintos restaurantes.

Hoy De Santos se pregunta cómo pudo haber sido el contagio, ya que a partir de que se decretó la alerta sanitaria, esta familia de seis integrantes se quedó en casa y solamente salían para compras necesarias.

“Yo no sé cómo me contagié, nosotros estábamos solamente en la casa, únicamente salíamos a comprar cosas y regresábamos, nos lavábamos las manos bien, como decían en la televisión. La verdad no sé dónde nos pudimos haber contagiado del virus”, cuenta la mujer, con un dejo de incertidumbre.

El deseo de ella es que Casimiro Domínguez regrese a su natal Guerrero de cuerpo entero, a reposar, pero las autoridades neoyorquinas determinaron la cremación de todas las personas que murieron a causa de Covid-19.

El señor Casimiro Domínguez murió el 26 de abril y De Santos, como se dijo, aún permanecía en el hospital. Mientras tanto, la hermana de Juan se encargó de buscar una funeraria que hiciera todo el proceso de sacar el cuerpo del hospital, la cremación y los trámites por defunción correspondientes.

Se tuvieron que pagar para ello 3 mil 500 dólares ( 70 mil pesos), dinero que se recaudó con la ayuda de amigos y vecinos. Fue hasta el pasado viernes 5 de junio que De Santos recibió las cenizas de su esposo.

“Tardó porque había muchos difuntitos antes que él, porque van haciendo todo conforme van falleciendo”, narra la mujer.

Ahora, esta treintañera solamente espera poder enviar las cenizas de su esposo a Guerrero. No sabe aún cómo va a salir adelante, pues su salud todavía no está en total recuperación, debe seguir con el medicamento y tener cuidado de sus pulmones.

Apoyo de la Cancillería

El consulado de México en Nueva York otorga hasta mil 800 dólares para la repatriación de cenizas. Por ahora, tienen una larga lista de poco más de 500 familias que esperan ese apoyo.

De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores, son ya 710 los mexicanos que han muerto en Nueva York a causa de coronavirus.

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