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La Confederación Internacional de Trabajadores (CIT) creada por el líder minero Napoleón Gómez Urrutia deberá ser abierta y transparente en sus procesos, así como evitar las prácticas del sindicalismo actual para que los trabajadores y organizaciones se unan a ella, coincidieron académicos y abogados laborales consultados por EL UNIVERSAL.

Aunque reconocen que hay una diversidad de organizaciones sindicales, desde las identificadas como “corporativistas”, ligadas al PRI —como la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación Obrera Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), el Sindicato Petrolero, el de Ferrocarrileros y la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE)—, hasta las que se definen como independientes —como la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), Nueva Central de Trabajadores (NCT)— ninguna está comprometida con los intereses de los trabajadores, lo que ha disminuido su fuerza, a excepción de sectores específicos como la educación y la industria maquiladora.

Alfonso Bouzas, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, descartó que la CIT se convierta en un “brazo político” de Morena, como lo fue la CTM durante los años del PRI, puesto que las condiciones económicas y políticas son diferentes, además de la crisis de representatividad por la que atraviesan los sindicatos.

El catedrático de la UNAM aseguró que aunque actualmente hay una variedad de organizaciones sindicales, ninguna está comprometida con las demandas de los trabajadores, por lo que “existe un vacío en la representación sindical”.

Para José Antonio Salazar Andrei, director de la carrera de Gobierno de la Universidad Panamericana, el nacimiento de esta nueva confederación obrera está vinculado a la Cuarta Transformación que impulsa este gobierno, al surgir del Estado y no de la organización de los trabajadores.

“Gómez Urrutia forma parte del Poder Legislativo, es muy difícil desvincular la noble figura sindical del momento político que estamos viviendo, pareciera que estamos en una vuelta al pasado, es muy noble el ideal, pero surge de la pirámide, de arriba abajo, no del asambleísmo sindical”, indicó.

Manuel Fuentes Muñiz, especialista en temas laborales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), advirtió que la central obrera de Gómez Urrutia deberá atender los planteamientos de los trabajadores, impulsar la democracia sindical, la regulación del outsourcing y gozar de independencia respecto del poder político, de lo contrario está condenada al fracaso.

“Tendrá que ser una central transparente, participativa, con cuestionamientos hacia los grupos empresariales; si rinde pleitesía al gobierno sería un grave retroceso”, dijo.

Óscar de La Vega, abogado laboral del despacho De la Vega & Martínez Rojas, resaltó que en la medida en la que los sindicatos tengan mayor transparencia en el manejo de cuotas sindicales, cumplan con las demandas de los trabajadores, estas organizaciones retomarán la credibilidad.

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