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Dante fue diagnosticado con autismo en 2012; tenía dos años. Claudia Flores, su mamá, creía que no tendría una vida normal como la de su hijo mayor, Andree. Un fin de año puso más atención a la transmisión del Teletón y eso la motivó a buscar ayuda en el Centro Autismo Teletón (CAT).

“Me di cuenta de que mi niño tenía algo distinto, un retraso [al] caminar y hablar, lo llevé al médico para saber qué tenía, le hicimos estudios tanto a nivel público como privado y me dijeron que era autismo”, dijo.

Como los otros pacientes de Teletón, Claudia llegó hasta Ecatepec, Estado de México, para inscribir a su hijo. “No fue tan fácil porque hay una lista de espera larga, pasaron 10 meses y me llamaron, mi hijo entró al CAT en 2016”.

Claudia dice que descubrir Teletón le cambió la vida a su familia. “Avanzó mucho, él no hablaba, decía palabras sueltas, no controlaba esfínteres y ya tenía cuatro años, cuando entró nos enseñaron que él puede lograr lo que se proponga, nos quedó claro, sabemos que implica mucho trabajo, pero estoy segura de que tendrá un futuro mucho mejor del que pudo tener sin tomar terapias”.

Dante fue paciente del CAT por dos años con dos meses, su evolución superó las expectativas y los médicos decidieron darlo de alta, ahora cursa la primaria en una escuela regular y presume que tiene muchos amigos, aunque el mejor de todos es su hermano Andree.

“Me gusta la escuela, voy en tercero de primaria y también es bueno que Andree sea mi hermano mayor, es mi amigo”, gritó el niño mientras se dejó caer por la resbaladilla.

“Ayuda, apoyo, aprendizaje y amor”, son las palabras que vienen a la cabeza de Claudia cuando piensa en Teletón, “se dicen muchas cosas, pero yo hablo por mi experiencia, les doy las gracias por todo el apoyo, porque las terapias por fuera son muy caras y yo no podía pagarlas, gracias a que entró a este sistema mi hijo es más feliz y eso no tiene precio”.

Claudia y sus dos hijos llegaron desde temprano a las instalaciones del CRIT del Estado de México, aún no salía el sol cuando dejaron su hogar ubicado en la alcaldía Gustavo A. Madero, “pero vale la pena, sí contar mi historia puede lograr que la gente se sume a esta causa lo haré las veces que sea necesario”, concluyó.

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