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Con una ofrenda y misa, familiares de mineros recordaron en la Ciudad de México la explosión en la mina de Pasta de Conchos, Coahuila, mientras que en ese estado el dirigente sindical Napoleón Gómez Urrutia regresó a esa localidad después de 13 años, donde dijo que la muerte de 65 mineros fue un “homicidio industrial producto de la negligencia criminal y la irresponsabilidad de Grupo México de Germán Larrea en complicidad con el gobierno de Vicente Fox”.

Los familiares pidieron al gobierno cumplir su promesa de rescatar los cuerpos de 63 personas (dos fueron recuperados) que quedaron atrapados cuando la mina 8 colapsó el 19 de febrero de 2006.

Una agonía constante es como Yolanda Ramos describió la lucha por recuperar el cuerpo de su hijo que trabajaba en ese sitio y a quien vio por última vez cuando se despidió de él antes de partir al trabajo.

“Para mí es como una agonía constante estar esperando a que me regresen el cuerpo de mi hijo. Es como si fuera el primer día, es muy difícil. No me canso de pedirle a Dios recuperar el cuerpo de mi hijo para tener una tumba a donde ir a llorar”, expresó.

Yolanda recuerda que su hijo, Iván Alberto Cruz, tenía 26 años cuando falleció en la explosión y dejó a tres hijos, uno de siete años, otro de tres y uno que acababa de nacer.

Tras una reunión con Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Yolanda confió en que las autoridades cumplan su promesa de recuperar los cuerpos.

Poco antes de las 11:00 horas comenzaron a arribar familiares y activistas al antimonumento por la explosión de Pasta de Conchos ubicado en la Glorieta de la Palma sobre Paseo de la Reforma, en el lugar se celebró una misa.

A manera de ofrenda, activistas de derechos humanos y familiares colocaron una jaula y dentro de ella echaron carbón y cascos mineros en memoria de las víctimas.

Jorge Navarro Ballesteros, integrante de la organización Familia Pasta de Conchos, calificó como una “injusticia” que a 13 años de los hechos los cuerpos de los trabajadores que quedaron atrapados sigan sin ser rescatados, por lo que pidió a las autoridades agilizar las labores de recuperación, así como la reparación del daño para las familias afectadas.

Napo y su retorno. En Coahuila, el senador por Morena Napoleón Gómez Urrutia llegó primero al campo de beisbol del sindicato minero, desde donde lanzó un video en el que recordó que fue el último lugar en el que estuvo en México antes de tener que huir del país por las supuestas presiones y amenazas que vivió.

Enseguida fue custodiado por trabajadores del sindicato y bajo un fuerte dispositivo de seguridad de la Policía Estatal hasta llegar a la mina 8, la cual abre sus puertas a las familias sólo en el aniversario de la tragedia, puesto que desde entonces está clausurada.

En un templete, el senador se dirigió a un nutrido grupo de trabajadores mineros y familias de los carboneros fallecidos, donde pidió el rescate de los cuerpos y una indemnización justa y digna para las familias afectadas.

“Son 13 largos años de abandono total, de gobiernos panistas y priistas que nunca escucharon las demandas de las familias del sindicato nacional de mineros y de todos ustedes con una irresponsabilidad total. Ni el presidente Fox ni el presidente de la compañía Germán Larrea se presentaron en este lugar ni para dar la condolencia a las familias ni ver cómo podían ayudar a rescatarlos”, recalcó Gómez Urrutia.

Minuto de silencio. En el Palacio Legislativo de San Lázaro, en la Ciudad de México, diputados federales guardaron un minuto de silencio por los hechos de hace 13 años en Pasta de Conchos, Coahuila.

Al inicio de la sesión ordinaria de ayer, la diputada Erika Vanessa del Castillo Ibarra pidió la palabra para recordar que el 19 de febrero de 2006 explotó la mina de carbón en la región Nueva Rosita del estado norteño: tres días después, el entonces presidente Vicente Fox mandó cerrarla con los cuerpos de los mineros aún sin encontrar.

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