El balde de agua fría lo arrojó la Secretaría de Salud en Twitter: confirmaba el primer deceso por Covid-19 en México, un hombre de 41 años internado en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).

A pesar de la noticia, los capitalinos despertaron, tomaron sus cosas y se enfilaron a la calle. Aunque algunas empresas han determinado que sus empleados trabajen desde casa, todavía son muchos quienes deben salir porque son del sector informal o no les han permitido ausentarse.

El desfile de cubrebocas comienza y parece que cada día son más personas las que usan esta protección pese a ser desestimada por autoridades.

Aunque hay miedo e incertidumbre, hay personas que, más que al virus, temen dejar de trabajar: “¿Qué le vamos a hacer? Tenemos que salir. Si no, ¿cómo comemos? Los comerciantes no podemos dejar de trabajar, sólo lo haremos cuando las cosas se pongan más feas y nos digan que debemos dejar de hacerlo”, dice Imelda Sánchez, una vendedora de ropa.

En el sector informal también toman sus previsiones, como el ofrecimiento de gel antibacterial en algunos locales.

Sin embargo, en Polanco, por ejemplo, las calles y las avenidas se quedan sin el tradicional bullicio y ajetreo del día a día.

Por la tarde fue la primera sesión del Consejo de Salubridad General, organismo que, desde Palacio Nacional, debatió el rumbo del país.

Afuera de ese inmueble, los capitalinos caminan de un lado a otro buscando cómo volver a casa. La madrugada pareció eterna, pero el día tuvo la misma velocidad de siempre.

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