Con gran dificultad Guillermina aborda el microbús a la altura de la Alameda Oriente en la Ciudad de México, la destreza adquirida en los últimos 20 años le permiten en un par de movimientos acomodar al fondo del transporte público el enorme ramillete de globos que lleva consigo. Se dirige al tianguis, va en búsqueda de sus clientes.

Justo el día en que el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró la Fase 2 de la contingencia sanitaria a causa del

, la vendedora de globos ignora por completo la medida y acude al tianguis de la colonia Campestre Guadalupana en el Estado de México.

Mientras da sus razones por la que le es imposible quedarse en casa, en plena etapa de contagio comunitario a causa del coronavirus , EL UNIVERSAL la acompañarla a su vendimia.

Desde los 20 años decidió salir a vender para colaborar con los ingresos de la familia, pues a su esposo le rebasaban los gastos que implica atender las necesidades de tres hijos, “mi suegra me advirtió: si quieres dinero no estés atenida a lo que traiga mi hijo, la venta de globos es bien socorrida, ganate tu propio dinero”, señaló la vendedora.

Los días que sale a vender se alista alrededor de las 11:00 de la mañana y se dirige a los tianguis aledaños donde suele trabajar. “Ahorita llevo muy poquitos, porque en un buen día he llegado a vender hasta 100 globos de helio, pero en estas situación, con que regrese con unos 100 pesos para la comida me doy por bien servida”, asegura.

Al llegar al tianguis Doña Guille, como le llaman de cariño, se alista para iniciar su jornada, afloja un poco los hilos del ramillete para que su mercancía multicolor se desborde, saca un silbato que produce un sonido característico de los globeros y lo alterna con su pregonar “de a 10 de a 10, lleve sus globos de a 10”.

Asegura que no usa cubrebocas , ni guantes para salir a vender porque los niños se espantan, “si los niños bien saben, son bien inteligentes, no quiero que piensen que estoy enferma”, apunta.

La vendedora nos refiere que se ha hecho mucho alboroto a causa del coronavirus y la relaciona con lo vivido a causa de la epidemia de influenza por H1N1 en 2009 y cuando se informó en los medios de comunicación de la existencia del “chupacabras”.

“Mire, me acuerdo que cuando la influenza, nos decían: ya viene, ya viene y la gente se echaba a correr a sus casas, yo decía ¿y qué viene, yo no veía nada? si no había nada en el aire, ni en las calles, puros cuentos de la tele”, señala.

Una señal de que esto es producto de una truculencia de los malos gobiernos, explica, es que no conoce a nadie que haya adquirido el Covid-19, “nadie a salido a decir, mi papá murió o mi hijo está enfermo del virus, no se ve gente asegurando que se hayan enfermado en mi colonia, mis conocidos o mis vecinos, la gente que se ha muerto es porque ya estaba enferma de otras cosas”, puntualizó Doña Guille.

Agregó que otra cosa que le tranquiliza es ver cómo actúa el Presidente, “no se le ve preocupado, todo el tiempo lo vemos trabajando en los pueblos, abrazando personas, compartiendo con ellos ¿usted crees que AMLO se va a arriesgar a enfermarse si ya esta viejito?”, indica.

En el trayecto, entre comentario y comentario Doña Guille va focalizando su estrategia de venta, apenas observa que los compradores van acompañados de niños, silba y agita los globos frente a los pequeños para provocar su tentación.

Durante un buen tramo del mercado ambulante, la suerte no se apiada de la entusiasta vendedora, no le fue posible concretar una sola venta “mire ya qué hora es y aún no me persigno, es muy difícil para nosotros que vivimos al día y así quieren que nos quedemos en nuestras casas, eso no se puede”, denunció.

rmlgv

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