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El ex presidente Enrique Peña Nieto , nos hacen ver, tiene en estos días algo que debe preocuparle más que la pandemia de Covid-19.
Su principal apuro es, probablemente, los mensajes que recibe del gobierno federal.
La semana pasada, nos recuerdan, se informó que la muerte del exsecretario se Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza , no frena las investigaciones que están en marcha sobre posibles actos de corrupción en la pasada administración.
Un mensaje claro para el expresidente dada su cercanía personal con Ruiz Esparza y el papel que jugó el fallecido exsecretario en el gobierno peñista.
Luego vino el mensaje de que está bajo la lupa de la Unidad de Inteligencia Financiera el compadre de Peña y ex secretario de Desarrollo Social, Luis Miranda , actual diputado del PRI.
Y ahora llega el más reciente mensaje, con el que se pasó del circulo de cercanos al de los íntimos.
La solicitud de la Secretaría de la Función Pública a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para que revise los movimientos de las cuentas de los hijos y la exesposa de Peña Nieto, así como las suyas, es además de un mensaje un gran calambre para el ex mandatario priista.
Y desde luego que el presidente Andrés Manuel López Obrador no miente cuando dice que su gobierno no ha consignado ante la Fiscalía General de la República ninguna investigación contra Peña Nieto.
Es verdad, hasta ahora solo hay mensajes, calambres, que quizá en algún momento se transformen en acusaciones ministeriales.
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