El presidente abrió su mensaje en el tercer aniversario de su gobierno diciendo "nos volvemos a reunir". La plancha del Zócalo capitalino luce esta tarde a reventar, y sus simpatizantes, unos 200 mil según la policía capitalina, reciben al presidente refrendando su militancia de años: "¡Es un honor estar con Obrador!"

Y es que el último evento masivo del mandatario fue en diciembre de 2019, desde entonces y a causa de la pandemia no había sido posible volver a ver el músculo de AMLO, que llega a la mitad de su gobierno con hasta 68% de aprobación, según la encuesta más reciente de .

El mandatario dedicó la primera parte de su discurso a la salud: Que deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho de nuestro pueblo, dijo. Prometió la vacuna Patria, de manufactura mexicana, para el siguiente año. También prometió que "vamos a aplicar dosis de refuerzo comenzando con los adultos mayores".

Después habló del Ejército: La participación de las fuerzas armadas, dijo, ayuda a olvidar la desconfianza que se tenía antes. Pese a las cifras, no hay sustento en las acusaciones sobre que se está militarizando al país, refirió. Esto, explicó, porque los elementos no se han involucrado en masacres y ejecuciones extrajudiciales. Recordó también el origen revolucionario del Ejército.

"El Ejército no pertenece a la oligarquía. Los soldados pertenecen al pueblo, los soldados son pueblo uniformado", vitoreó.

Reiteró sus promesas de campaña: "no se permitirá el fracking, no se darán nuevas concesiones mineras". Como parte de la reforma eléctrica propuso que el litio sea propiedad de la nación. Fue interrumpido por porras y vivas.

Dijo que pronto "saldremos de la crisis económica", y como base de su optimismo, dio sus argumentos: no cayó la recaudación, no nos endeudamos, aseguró.

Presumió, como ha hecho en otros informes, la recepción de remesas al país, y pidió un aplauso para los migrantes. "Gracias de todo corazón", dijo. La pandemia, aseguró, no devino en una crisis de consumo, "gracias a la remesas y a los programas sociales".

Lanzó -enérgico- al hablar de desigualdad: "decían antes que si llovía fuerte arriba goteaba abajo, que se vayan al carajo con ese cuento".

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El presidente preguntó al Zócalo lleno de simpatizantes si es importante combatir la corrupción. Al unísono se oyó el "sí", lo que hizo esbozar al mandatario una sonrisa.

En tres años, dijo, ha cambiado la mentalidad del pueblo. Aseguró que no se organizan fraudes electorales, se respeta la Consitución y no se censura a nadie.

Cae la noche

El presidente cumple una hora hablando, ya oscurece, pero el ánimo no decae. Promete un libro a cada asistente al mitin. La Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina informa que tiene contabilizados 200 mil personas en el Zócalo.

Dice que algunos publicistas recomiendan "correrse al centro", pero afirma que dedicarse a la política es definirse.

"La revocación de mandato debe ser un hábito democrático", defiende. Y agradeció al final a los asistentes.

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