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Con los suyos, sin contrapesos ni criticas que lo eclipsaran en el corazón de Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador celebró con un informe sus primeros 100 días de gobierno.

Uno a uno, los 500 invitados arribaron al patio central del recinto, entre ellos los empresarios más emblemáticos del país, como Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego, y 24 gobernadores, algunos sacando citas con integrantes del gabinete, otros llegando a la carrera, como el michoacano Silvano Aureoles.

Pero los ausentes, los que en otras ocasiones han hecho el contrapeso, no asistieron. Quedaron vacíos los lugares de los gobernadores Javier Corral (Chihuahua), Enrique Alfaro (Jalisco), Miguel Riquelme (Coahuila), Jaime Rodríguez Calderón (Nuevo León), entre otros.

Mientras que en la línea de honor, jugando casi casi de local, figuraron los representantes de los poderes Judicial y Legislativo. En el frente, sus incondicionales y quienes lo apoyan desde el inicio del gobierno: el gabinete presidencial.

También llegaron los empresarios que han respaldado a López Obrador desde el principio: Carlos Slim, Alfredo Harp Helú, Ricardo Salinas Pliego, Daniel Chávez y Miguel Torruco Garza (hijo del secretario de Turismo).

Un solitario Andrés Manuel López Beltrán, el segundo de los hijos del Presidente, llegó minutos antes de que comenzara el evento. Quien hace unos años tomó la batuta de Morena cuando su padre sufrió un infarto, entró recibiendo abrazos de algunos secretarios de Estado.

Tomó su asiento y se encontró a su hermano, Gonzalo, quien discreto tomó su lugar en primera fila. Hablan mientras el Presidente entra de la mano de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller; atrás camina el hijo mayor del Presidente, José Ramón, quien sonríe tomado de la mano con su pareja.

Contrario a informes de sexenios anteriores, trabajadores del gobierno pudieron ver el discurso de una hora y 15 minutos en los barandales de los niveles superiores del inmueble virreinal. No hubo una carpa que cubriera ni tampoco la mirada del Estado Mayor Presidencial.

El Presidente arrancó su discurso, detrás de él sólo una mampara; ofreció un balance de sus primeros 100 días de gobierno. Los primeros minutos, los invitados lucen aletargados, pero a partir de la mitad del discurso Andrés Manuel López Obrador fue interrumpido 23 veces con aplausos, principalmente cuando anunció logros o expresó frases políticas, como la lucha contra la corrupción o en las que refiere que se acabaron los moches y el piquete de ojos.

El Jefe del Ejecutivo federal celebró los logros económicos. Pero en otros temas, como la educación, hay poco que informar en los primeros 100 días. La gran deuda es la inseguridad del país.

Incluso, sin decir su nombre, la comparó con gobiernos como el de Felipe Calderón, el mismo al que ha tachado por haber pegado un garrotazo al avispero al desatar una guerra contra el narcotráfico. Anunció que sus informes se repetirán cada tres meses.

Así transcurrió la ceremonia oficial por los primeros 100 días de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, con una presidencia de izquierda, pero con un informe más parecido a los de los sexenios anteriores, sin contrapesos ni políticos que lo cuestionen.

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