El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva insistió ayer en su inocencia después de que la justicia aumentara a 12 años su condena por corrupción y aseguró que “la provocación es tan grande”, que ahora quiere “ser candidato a la presidencia”.

“Todo lo hacen para evitar que yo pueda ser candidato, ni ganar, sólo ser candidato. Pero la provocación es tan grande que ahora quiero ser candidato a presidente de la República”, dijo ante una plaza abarrotada por unos 10 mil simpatizantes en Sao Paulo. “Si cometí un crimen que me lo presenten y si me lo presentan, desisto de la candidatura”, insistió.

“Ni condena, ni detención”, se leía en una de las banderolas que sobresalían en la marea roja.

“Salimos a la calle porque defendemos a Lula con uñas y dientes y porque lo consideramos el mejor presidente de Brasil”, dijo Albingo Barzi, uno de los jóvenes presentes en la manifestación.

Representantes del movimiento Pueblo Sin Miedo cerraron tres arterias que llevan a la ciudad, según imágenes difundidas por este movimiento y reproducidas por medios brasileños. “Continuaremos en las calles luchando por elecciones democráticas y en defensa de los derechos del pueblo brasileño”, señaló el grupo en un comunicado, con una foto en la que se ve a manifestantes prendiendo fuego a neumáticos. Los opositores de Lula, por su parte, celebraron en la avenida principal de Sao Paulo con una gigantesca figura del ex presidente con traje de presidiario.

Las protestas se dieron luego de que los tres jueces del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región de Porto Alegre votaron a favor no sólo de mantener la condena por corrupción contra Lula por recibir sobornos y por lavado, sino que la elevaron de nueve y medio a 12 años de prisión. El político seguirá en libertad porque aún tiene alternativas de apelación.

Lula, de 72 años, ahora podría no ser apto para presentarse a las elecciones bajo la ley brasileña Ficha Limpia, que prohíbe que sean candidatos los políticos cuyas condenas hayan sido confirmadas por un tribunal de apelación. Sin embargo, una corte electoral debe tomar una decisión final sobre una candidatura y sólo lo haría una vez que un candidato se haya registrado.

El ex mandatario puede apelar la decisión de ayer del tribunal de apelaciones de Porto Alegre ante cortes superiores para retrasar un fallo final, posiblemente evitando la cárcel y consiguiendo el tiempo suficiente para inscribir su candidatura antes de la fecha límite del 15 de agosto. Sin embargo, el veredicto de Porto Alegre deja poco margen a los abogados. También parece difícil que el Tribunal Electoral objete los detalles de la condena por corrupción y es probable que se limite más adelante a analizar aspectos formales de la posible candidatura de Lula.

Éste fue condenado en julio de 2017 por el juez Sergio Moro a nueve años y medio de prisión por aceptar 3.7 millones de reales (1.18 millones de dólares) en sobornos de la firma de ingeniería OAS. El caso involucra un apartamento en el balneario de Guarujá y está enmarcado en la operación Lava Jato (Lavado de Autos) que investiga una red de corrupción en torno a la petrolera bajo control estatal Petrobras.

El Partido de los Trabajadores de Lula calificó el fallo como una “farsa” orquestada por los enemigos del ex presidente para evitar que regrese al poder. El grupo dijo que seguirá adelante con su plan para presentarlo como candidato presidencial.

La exclusión de Lula de las elecciones cambiaría radicalmente el panorama político antes de una campaña en la que es el favorito, con 36% de las preferencias, según Datafolha. Eso es el doble del porcentaje de su rival más cercano, el legislador de extrema derecha Jair Bolsonaro, cuya campaña se ha visto impulsada por el sentimiento anti-Lula.

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