La mexicana Paulina Morán vivió en Essaouira, Marruecos, el poderoso terremoto que ha dejado, hasta el momento, 2 mil 12 muertos y 2 mil 59 heridos en ese país.

La ciudad está cerca de donde fue el epicentro, próximo a Marrakech, por lo que ahora busca llegar a Rabat con su grupo, entre los que hay amigos franceses y marroquíes.

El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) informó que el movimiento telúrico fue de magnitud de 6.8 y se produjo a una profundidad de 18.5 kilómetros, con epicentro 71 kilómetros al suroeste de Marrakech a las 23H11 hora local (22H11 GMT). El Centro Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas marroquí (CNRST) indicó una magnitud de 7.

La joven, de 26 años y originaria de San Luis Potosí, declaró a EL UNIVERSAL que el plan era quedarse tres noches en la ciudad, pero ahorita buscarán salir hacia Rabat, donde “nos sentiremos más seguros”. Así, ante cualquier eventualidad, como una réplica, ya en Rabat hay hospitales o el aeropuerto por si deciden volver a París, donde ella reside actualmente y desde hace seis meses.

La joven, quien estudia Teatro Musical, narró que estaba afuera de un Airbnb de tres pisos que rentó con amigos de Marruecos y de Francia cuando comenzó el terremoto, entre las 11 y la medianoche. Estaba en un automóvil cuando el movimiento telúrico inició.

Acerca de una posible alerta sísmica, declaró que “no, no tienen porque los terremotos no pasan seguido aquí”.

“La primera vez que sentí algo así”

“Es la primera vez que sentí algo así”, recordó la joven, quien está en Essaouira, una ciudad portuaria y turística situada en la costa atlántica.

Detalló que estaba en el estacionamiento y luego está la villa donde se ubica el Airbnb en el que se hospedaba, y al sentir el terremoto, “la gente empezó a salir. Las autoridades decían que todos salieran”, recordó Paulina.

Mencionó que tras el sismo, “estuvimos en la calle hasta las seis de la mañana. Salieron hasta con sus cobijas. Estábamos esperando una réplica, que no hubo”.

Narró que todos salieron rápidamente, incluso había personas con poca ropa que salieron así por las prisas por el terremoto.

“Todo mundo está muy sacado de onda”, indicó la joven, que describió que “los edificios no están preparados para este tipo de eventualidades, hay daños y escombros”. Agregó que afortunadamente “no hubo muchos heridos ni muertos” en la zona donde se ubica, sólo un lesionado y no de gravedad, a diferencia de otras ciudades.

Según unos de los últimos datos oficiales, se registraron víctimas en una decena de provincias: Al Haouz, al sur de Marrakech y cercana al epicentro, con mil 293 fallecidos, seguida de Taroudant (452 víctimas mortales), Chichaoua (191 fallecidos), Ouarzazate (41), Marrakech (15), Azilal (11), Agadir (cinco), Casablanca (tres), Al Youssoufia y en Tinguir (uno, respectivamente).

Describió que “estamos cerca del epicentro” y por eso mejor desea ir hacia Rabat, al norte, pero “las carreteras puede que ahorita no sean muy seguras, hay derrumbes y deslaves”. Narró que las vías pueden estar muy abarrotadas, porque la gente de la ciudad donde estaba emigró ante una posible réplica.

Paulina mencionó que tras el sismo, “mejor nos hospedamos en otro hotel, estábamos en uno con una estructura un poco vieja”.

La joven mexicana, que vive en París, añadió que para sus amigos de Marruecos: “Es algo histórico, no habían sentido algo así. Esto puede ser un parteaguas” en la forma en que se hacen los edificios.

Describió que uno de sus amigos sí estaba en el Airbnb de tres pisos al momento del terremoto y vio que todo se movía de izquierda a derecha.

Paulina agregó que habló al teléfono de emergencia de la embajada mexicana, pero no le contestaron y en la red social X, antes Twitter, le respondieron con un mensaje de que sólo siguiera las instrucciones de las autoridades locales.

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