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En Taiwán, "desde el jardín de niños les enseñan las medidas de prevención"

Crystelle Monserrat García Lagunas y su esposo en el Lotus Pond, en Taiwán. Foto Especial
03/04/2024 |23:43
Ángel Santamaría
Coeditor de la sección MundoVer perfil

Crystelle Monserrat García Lagunas es una mexicana de 32 años que vive en la localidad de Kaohsiung, en Taiwán, sacudida este miércoles por un terremoto de magnitud 7.4. En entrevista con EL UNIVERSAL, dice que en donde vive “no se sintió tan fuerte”, pero la familia de su esposo, que reside en el condado de Hualien, el más afectado, sí vivió momentos de pánico.

García Lagunas lleva casi año y medio viviendo en Taiwán y tiene una bebé de tres meses. Explica que vivió en México el terremoto de 2017. Sin embargo, dice, en la isla las cosas son muy distintas: “Los terremotos son muy comunes aquí, y más en Hualien, pero desde que están en el jardín de niños les enseñan las medidas de prevención”.

Su cónyuge, a quien conoció en una aplicación de citas, le ejemplifica: “Lo que me comenta mi esposo es que si vives en los primeros pisos y tienes la oportunidad de salir, lo hagamos lo antes posible y una vez que pare el terremoto te apartes de lugares en donde te pueda caer algo encima, y si vives en los últimos pisos del edificio es mejor quedarse ahí y resguardarte en las zonas con estructuras más fuertes”.

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Al ser tan usuales en la isla los terremotos, detalla García Lagunas, “aprendieron a crear leyes y regulaciones para estructuras de construcciones firmes”. Por ejemplo, dice, “aquí para construir una casa debes contratar a un arquitecto con licencia para poder hacerlo y el gobierno debe autorizar”.

Añade que “la mayoría de los edificios dañados es porque son viejos y no cuentan con un buen diseño, pero los más nuevos sí (...) en ese aspecto aquí están más preparados”, afirma.

La connacional, originaria de Cuernavaca, Morelos, dice que su cónyuge sí tiene familia en la zona más afectada, en Hualien: “Gracias a Dios están bien”, y recuerda que ha ido de visita a ese condado.

Agrega que ella y su esposo “somos miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tuvimos una relación a distancia casi por un año y medio, y después nos casamos en México”. Luego fue a Taiwán donde “ya llevo aquí un año y medio, tenemos una bebé de tres meses”.

Sobre el terremoto recuerda que estaba en su casa en un sexto piso. Al abordar el de ayer y el de 2017, dice que “ambos los sentí muy fuertes, pero en México me impactó más; sentí que brincaba y aquí más que nada un balanceo”; concluye que “nos quedamos en el departamento. Después me salí al parque y él [mi esposo] debía ir a una compañía en donde estudia”.

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