Lima.— Apenas juró como presidente de Perú, el primero de origen campesino, Pedro Castillo Terrones puso manos a la obra: anunció una reforma a la Constitución, un nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología, servicio militar para ninis, descartó estatizaciones y dijo que, en aras de “romper con los símbolos coloniales”, no gobernará desde el Palacio de Gobierno, el cual convertirá en museo.

Castillo, quien asumió para el periodo 2021-2026, en el Bicentenario de la Independencia del país sudamericano, vistió para la ocasión un traje andino negro con bordados y su clásico sombrero blanco de copa alta.

En su mensaje desde un Parlamento dominado por la oposición, afirmó que por sus venas corre “el orgullo y el dolor del Perú profundo”. La jefa del Congreso, la opositora María del Carmen Alva, le tomó juramento y le colocó la banda presidencial de color.

Acompañado por su esposa, Lilia Paredes, Castillo, quien fuera maestro rural de Cajamarca, caminó al Parlamento desde el Palacio de Torre Tagle, sede de la Cancillería. Durante su discurso, subrayó que llegó “para gobernar con el pueblo y para el pueblo”, y “construir de abajo hacia arriba”. Por primera vez, señaló, “nuestro país será gobernado por un campesino, una persona que pertenece, como muchos de los peruanos, a los sectores oprimidos por tantos siglos (…) Es difícil expresar el altísimo honor que esto significa para mí”.

El eje de su mensaje fue la reforma constitucional. Perú, aseguró, no puede estar “condenado a seguir siendo prisionero” de la Constitución que promulgó en 1993 el entonces presidente Alberto Fujimori, porque muchas de sus disposiciones, consideró, “sólo benefician a las grandes corporaciones”. Por ello, presentará ante el Parlamento un proyecto para instalar una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Carta Magna.

En caso de que sea aprobada, lo que se ve complicado, dada la composición del Congreso, será el pueblo el que elija, como ocurrió en Chile, a los integrantes de la asamblea que redactarán la Constitución, que deberá ser sometida a referéndum.

Castillo se declaró decidido a “romper con los símbolos coloniales”. En ese sentido, sentenció: “No gobernaré desde la Casa de Pizarro. Cederemos este palacio al nuevo Ministerio de las Culturas, para que sea usado como un museo que muestre nuestra historia”. Entre sus planes, declaró, tampoco está permanecer en el poder. Terminado su mandato, dijo, retomará “sus labores docentes de siempre”.

El mandatario aprovechó para intentar calmar los temores sobre lo que pretende hacer con la economía del país. “No pretendemos ni remotamente estatizar nuestra economía ni hacer una política de control de cambios. Sólo queremos que la economía de las familias, sobre todo las de menores ingresos, sea más estable y próspera; que las grandes empresas no estafen al fisco mediante la evasión o la elusión tributaria, que el Estado cumpla su función supervisora y defensora del ambiente, del consumidor y de la sociedad”.

En otra parte del mensaje, declaró que “durante la campaña electoral se dijo que vamos a expropiar. Es totalmente falso”; en cambio, dijo, lo que se busca es un “nuevo pacto con los inversores privados”.

Reconoció que uno de sus principales desafíos será la lucha contra la pandemia, en un país que acumula más de 195 mil decesos por el virus, y prometió “llegar a fin de año con más de 70% de la población vacunada y lograr la protección comunitaria”.

Para los jóvenes que ni estudian ni trabajan también tuvo un mensaje: “Deberán acudir al servicio militar”. Finalmente, habló del problema de la inseguridad y dijo que, dado que la labor de la policía no es suficiente ante el embate de pandillas, bandas y robos callejeros, expandirá y fortalecerá las rondas campesinas, las milicias rurales de las que él mismo formó parte y buscará incluirlas en el sistema nacional de seguridad ciudadana.

Castillo estuvo acompañado en su juramentación por el Secretario de Educación de Estados Unidos, Miguel Cardona, quien también fue profesor de primaria y acudió en representación del presidente Joe Biden; el rey de España, Felipe VI, y varios presidentes de Sudamérica; entre ellos, los mandatarios de Chile, Sebastián Piñera; de Colombia, Iván Duque; de Ecuador, Guillermo Lasso; de Argentina, Alberto Fernández, y de Bolivia, Luis Arce. Por parte de México, acudió el canciller Marcelo Ebrard, en representación del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Lo invitan a México

En un comunicado, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) señaló que “Ebrard expresó al presidente Pedro Castillo la importancia que México otorga a la relación bilateral y la voluntad para profundizarla. De igual forma, habló sobre el interés de nuestro país en consolidar los vínculos estratégicos sobre la base de las múltiples coincidencias de nuestros pueblos y la visión compartida de ambos gobiernos. Asimismo, invitó al presidente Castillo a visitar México cuando se presente la oportunidad”.

Ebrard se reunió también con el expresidente boliviano, Evo Morales, quien acudió a la toma de posesión. Vía Twitter, Morales señaló que se abordaron temas de coordinación política en Latinoamérica y que “le agradecimos sus gestiones y las del hermano presidente @lopezobrador para salvarnos la vida durante el golpe de Estado de 2019”.

Google News

Más Información

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses