Washington.— La Casa Blanca oficializó ayer que no va a colaborar con la investigación para el impeachment del presidente Donald Trump, acrecentando más la tensión entre los demócratas y el mandatario en el intento por destituirlo. Según los abogados presidenciales, el proceso de juicio político es “ilegítimo” y “peligroso”.

En una carta dirigida a los principales líderes demócratas de la Cámara de Representantes, el abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, expresó que “dado que su pesquisa carece de cualquier fundamento constitucional legítimo, cualquier pretensión de justicia, o incluso de protección del debido proceso, la rama ejecutiva no puede esperarse que participe en ella”.

Prosiguió: “Participar en esta pesquisa bajo la actual posición inconstitucional podría infringir un daño institucional duradero en la rama ejecutiva y a la separación de poderes, así que el presidente no tenía otra opción”.

Si bien al principio de la crisis ucraniana parecía que la Casa Blanca se embarcaba en una estrategia de transparencia con la publicación de la transcripción parcial de la llamada con el líder ucraniano, Volodomir Zelensky, ahora el plan es casi una declaración de guerra: contrarrestar el impeachment a la ofensiva, bloqueando y atacando a los demócratas que manejan la pesquisa contra el presidente.

La Casa Blanca está jugando el plan de que se trata de una “cacería de brujas”, tal y como le gusta definirlo a Donald Trump y, en la carta, Cipollone asegura que los demócratas quieren “voltear los resultados de las elecciones de 2016 y privar al pueblo estadounidense del presidente que eligieron libremente”, pintando una pátina de “partidismo” al presunto “esfuerzo inconstitucional” demócrata que, en la visión de la administración, sólo tiene tintes electorales.

La presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, respondió que el anuncio de la Casa Blanca “es simplemente otro intento ilegal de esconder los hechos de los esfuerzos descarados de la administración Trump para presionar a gobiernos extranjeros para intervenir en las elecciones de 2020”.

Antes del envío de la carta, la tensión ya parecía haber llegado al límite con el bloqueo, por parte de Trump, de la comparecencia del embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea, Gordon Sondland, quien está en el centro del entramado con Ucrania por sus envíos de mensajes de texto y correos electrónicos a varios funcionarios estadounidenses en los que se deja entrever la relación entre el interés de investigar a los Biden, al exvicepresidente estadounidense y a su hijo Hunter, con el congelamiento de la ayuda militar a Kiev.

Los demócratas consideraron esa negativa una “obstrucción” de la tarea congresional y de su investigación, y “fuerte prueba adicional” del interés de Trump de impedir que el proceso continúe su camino. De momento, lo que han hecho es emitir un citatorio obligatorio al Departamento de Estado para que entregue todos los mensajes y comunicaciones de Soldland que tengan en su poder.

Las filtraciones sobre el caso Ucrania no se detienen. Según varios medios, el agente que presentó la queja sobre la llamada con el presidente ucraniano que destapó todo el escándalo habría escrito un memorando en el que un funcionario de la Casa Blanca calificaba la conversación de “loca” y “aterradora”.

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