Texto: Patricia Plata Cruz

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Los buenos modales y el respeto deberían imperar siempre en una sociedad que se considere civilizada y educada. En México el llamado Manual de Carreño , escrito en el siglo XIX, intentó ser una especie de guía de las buenas costumbres y logró fama durante varias décadas.

El político, escritor y músico venezolano Manuel Carreño redactó El manual de urbanidad y buenas maneras para uso de la juventud de ambos sexos, en la cual se encuentran las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones sociales , libro publicado en aquella nación en 1853.

En él, Carreño explicaba cómo comportarse en distintas situaciones sociales como eventos de espectáculos , deportivos, en los templos o demás reuniones sociales durante el siglo XIX .

Algunas de estas buenas costumbres se remontan a la época de los antiguos romanos quienes trataban a las féminas con mucho honor y respeto. Cuando un romano se encontraba con una mujer en la calle, siempre dejaba libre el lado derecho para que ella pasase , inclusive los mismos magistrados conservaban esta costumbre.

Manuel Antonio del Rosario Carreño Muñoz nació en 1812 en Caracas, Venezuela , falleció en el exilio en París, Francia, en 1874. Creció educado en una familia católica, e influenciado por los buenos modales de sus abuelos, haciendo énfasis en la educación escribió su manual. Incluso este texto fue recomendado a la sociedad de aquella nación por el Congreso Nacional de Venezuela en 1855.

Este manual se publicó en México hasta 1875 y se popularizó durante el último tercio del siglo XIX , en la época porfiriana y sobre todo en la gente de alta sociedad, por el intento de asemejar a la sociedad europea.

Así se comportaban en las calles del siglo XIX
Así se comportaban en las calles del siglo XIX

Manual de Urbanidad y Buenas Maneras para Uso de la Juventud de Ambos Sexos, en la cual se encuentran las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones sociales. Imagen tomada de Wikipedia.

En su primer artículo llamado Del modo de conducirnos en la calle del capítulo IV Del modo de conducirnos en diferentes lugares fuera de nuestra casa de este manual, se especifican las normas de etiqueta que deben de seguirse al andar en la calle, donde en más de 80 secciones, se indicaba cómo se debía comportar con caballeros , adultos mayores , cómo ceder el paso cuando se iba a caballo y sobre todo, cómo un hombre debía de tratar y conducir a la mujer durante un paseo.

La sección 36 especifica que nunca, bajo ninguna circunstancia, un hombre debía abordar a una mujer que fuera caminando sin compañía, mientras que la sección 23 indica que la mujer autorizaba con una mirada el saludo de un hombre , en dado caso de no ser visto por la dama, no se le debía dirigir la palabra, a pesar de que fueran personas cercanas.

Si la mujer se sentía interesada en hablar con algún transeúnte, por algún motivo urgente y si se iba en sentido contrario a ella, ésta jamás debía detenerse , y se le tenía que acompañar hasta la esquina más próxima de donde se estaba dirigiendo, además de apresurarse a despedirse para no interrumpir más su andar. Esto está indicado en la sección 32.

Hoy en la ciudad, comúnmente vemos a las personas caminar aprisa . Aunque esto sea algo normal en nuestros días, el manual indica que la mujer siempre debía de llevar un paso ligero , suave y lento, el paso acelerado siempre sería inapropiado y signo de mala educación, sólo era bien visto en hombres de negocios durante horas de trabajo.

Cuando ella fuera acompañada de un hombre, éste debía seguir el paso de ella , y si un caballero iba con más de dos mujeres, debía de tomar el ritmo de la más lenta de ellas.

Actualmente, ya no es común que los hombres usen sombrero , pero cuando esta costumbre existía, la norma era hacer una ligera inclinación de cabeza y quitárselo completamente para saludar a las damas.

Así se comportaban en las calles del siglo XIX
Así se comportaban en las calles del siglo XIX

Imagen de  6 siglos de historia gráfica de México 1325-1976, Gustavo Casasola.

Este hábito nació en la Edad Media , ya que los caballeros acostumbraban estar cubiertos de armaduras de hierro, llevando sus cascos con la visera abajo para protegerse la cara. Cuando se encontraban a otro caballero y reconocían que era amigo por el emblema de su cimera, se descubrían el rostro para darse a conocer. Posteriormente, se convirtió en una muestra de respeto.

Así se comportaban en las calles del siglo XIX
Así se comportaban en las calles del siglo XIX

Imagen de 6 siglos de historia gráfica de México 1325-1976, Gustavo Casasola.

Hace tiempo, esta reportera caminaba por alguna calle de su infancia, cuando encontró a un viejo amigo a quien no había visto desde hace poco más un año. Él gritó el nombre de quien escribe este texto desde la otra banqueta. Cruzó corriendo la calle para saludar, sin dejar de gritar de la emoción. Las miradas de la gente permanecían en él, luego del escandaloso saludo.

Décadas atrás jamás se hubiese permitido eso. Era mal visto gritarle a alguien en la calle , aunque solo fuese para saludar. Si en un par de hombres era malo; de un hombre hacia una mujer era imperdonable . En este aspecto, tampoco se les permitía hacer plática en la ventana de alguna dama , por muy cercana que fuese la relación con ella.

Cuando se trate de subir escaleras , Manuel Carreño indica que, a pesar de cederle el paso a la mujer, al momento de ascender, el hombre siempre tiene que ir primero y la mujer detrás, dado el caso contrario, se interpreta como si el hombre estuviera viéndole las piernas.

Así se comportaban en las calles del siglo XIX
Así se comportaban en las calles del siglo XIX

Gente subiendo escaleras eléctricas en 1963. Fototeca INAH. https://bit.ly/2W7mDEn

El lado adecuado de la acera

Al caminar por la calle con una mujer, el hombre tiene la caballerosidad de ofrecerle el brazo a su acompañante , y de cierto modo, conducirla. Cuando se le va a tomar del brazo, por ningún motivo se le debe de dar la espalda.

Quien conoce bien esta norma, dice que además, el hombre debe de formar una especie de escuadra con su brazo y meter la mano en el bolsillo de chamarra, sudadera o saco, para así ser el soporte de la mujer. Y la mujer nunca debe de llevar las manos ocultas.

Así se comportaban en las calles del siglo XIX
Así se comportaban en las calles del siglo XIX

Gente en una calle durante "la inauguración del edificio de Bombas"­. En primer plano se ve a las mujeres del lado de la banqueta, y en el grupo de segundo plano al hombre en medio de las dos mujeres. Fototeca INAH: https://bit.ly/2O2G4eq

La regla general es cederle siempre la acera a la mujer , pero en caso de que el caballero vaya acompañado de más de una dama, éste tiene que colocarse en medio de ambas y cederle el lado de la banqueta a la mayor o más distinguida de ellas.

Si son más de dos mujeres, se mantiene la posición anterior y las más jóvenes caminarán delante del primer grupo. Más de tres personas no pueden ir en una sola fila.

Así se comportaban en las calles del siglo XIX
Así se comportaban en las calles del siglo XIX

Adolfo López Mateos acompañado de una dama, caminando en la acera de una calle, durante su campaña electoral por Campeche, 1957. Fototeca INAH: https://bit.ly/2FdWDBq

Las irregularidades del suelo siempre están presentes y en caso de encontrarse con una, el hombre tenía que darle paso a la dama en el lado más cómodo. La regla general podía romperse en este caso.

Si de un charco se trataba, el hombre debía adelantarse para ayudarle a cruzar a la mujer y, si fuese necesario, tomarla en brazos hasta el otro extremo. Cuando se cruzaba la calle, se debía retomar la formación inicial para que el resultado fuera el mismo: la mujer del lado de la acera.

Así se comportaban en las calles del siglo XIX
Así se comportaban en las calles del siglo XIX

Hombre cargando una mujer en una calle durante una inundación, 1945. Fototeca INAH: https://bit.ly/2T6iZZl

En su tiempo este manual no recibió críticas, pero décadas más adelante con la modernidad de la ciudad y el nuevo contexto social, se le comenzó a calificar como un texto de excesivo formalismo y con una tendencia muy marcada hacia el machismo, la religión y el clasismo.

El Manual de Carreño no dejó de usarse tal cual, ya que incluso en las escuelas primarias de mediados del siglo pasado era utilizado para la enseñanza de normas de urbanidad.

Con el tiempo, las reglas fueron modificándose conforme la sociedad se transformaba y estas costumbres se transmitían verbalmente, además de que en las últimas ediciones se le agregaron normas para situaciones que no existían en 1853 y que Manuel Carreño jamás llegó a imaginarse, como por ejemplo, el uso del automóvil.

Lo que queda de Carreño

Hoy muchas situaciones descritas por Carreño ya no suceden; sin embargo, otras perduran. EL UNIVERSAL se dio a la tarea de preguntar a varios jóvenes acerca de algunas de estas costumbres. Todos dijeron conocer la “norma” de cederle el lado de la banqueta a la mujer y la mayoría lo practica, mientras que algunos aceptaron que se les olvida o depende de con quien vayan y sólo dos negaron que la practicaran.

Si bien en nuestros días el Manual de Carreño ya no es vigente en muchos aspectos, los motivos por los que se continúa con algunos de estos modales son variados: “pues porque si sale de repente un perro, es mejor que la muerda a ella” dice Luis entre risas, “Más que nada, por protección, uno nunca sabe si a un loco se le ocurre subir el carro a la banqueta”, “para que no la atropellen”, “pues por caballerosidad y educación”, “por protección, es preferible que me atropellen a mí y es más complicado que alguien la suba a un carro si ella va del lado de la pared”, fueron las variadas respuestas.

La mayoría coincide en que se hace por educación , caballerosidad y para proteger a la mujer de cualquier percance como algún secuestro, atropellos, salpicaduras de agua provocada por el paso de los autos, etc.

“Bueno, por respeto , porque se supone que si llevas a una mujer del lado de la calle, significa que estás ofreciéndola o que es de la vida galante, pues”, comenta Mauricio de 30 años.

Así se comportaban en las calles del siglo XIX
Así se comportaban en las calles del siglo XIX

Parejas de transeúntes. Cada uno (no importa la dirección que tengan) lleva a la mujer del lado contrario a la calle. Fotografía: Patricia Plata Cruz

Noé menciona que alguna vez en una clase de la universidad escuchó que la razón es porque durante la Revolución Mexicana , si había algún enfrentamiento armado en la calle, era mejor que ella caminara del lado de la construcción para poder protegerse, y así él defenderla.

Esta teoría no está tan alejada de los orígenes. Durante la Edad Media , los caballeros muy comúnmente se enfrentaban en duelos y al momento de desenvainar la espada, era con la mano derecha, así que si ellos caminaban de ese lado, el arma terminaba chocando con la pared, y si pretendían defender el honor de su acompañante, necesariamente tenían que caminar del lado de la calle.

Ángel, universitario queretense dice que otra de las razones por las que se acostumbra es porque antes de que hubiera sistema de drenaje , la gente arrojaba los residuos por la ventana y gritaban "aguas" antes de hacerlo para que los transeúntes alcanzaran a reaccionar y la mujer iba junto a la pared porque así era menos posible que algo le cayera.

Tres de los jóvenes dijeron que sólo lo hacen por inercia, que no es que lo hayan aprendido en algún lado, que simplemente “nació”. Pero la mayoría coincide en que son reglas que vienen desde la formación del hogar. Desde niños vieron que así era como se tenía que caminar. Sus padres, abuelos e inclusive una tía les dijeron que la mujer siempre tiene que ir del lado de la acera. Sólo un joven, Alejandro, comentó que él desconocía que así tenía que ser, hasta que tuvo a su primera novia y fue ella quien se lo dijo.

Así se comportaban en las calles del siglo XIX
Así se comportaban en las calles del siglo XIX

Cuando un hombre va con dos mujeres, él se coloca en medio de ambas, la más distinguida o mayor hacia la acera y la menos distinguida o menor hacia la calle. Fotografía: Elisa Villa

En un texto de 1920 publicado por EL UNIVERSAL ILUSTRADO se dice que “la mujer no es defendida, casi nunca por el transeúnte bien nacido, que prefiere por egoísmo soslayar el peligro a parecer caballero”, a pesar de que en el Manual de Carreño se indica que el hombre tiene que ser respetuoso con la mujer, no usar malas palabras y en caso de que algún otro varón injurie a la dama, se tiene que defender el honor de ella.

“Toda mujer de espíritu fino, admira la caballerosidad del hombre, sobre todas sus virtudes restantes y no por egoísta engreimiento; sino por pura devoción a un principio abstracto; ella aprecia la actitud galante, aunque no esté desplegada de su propio honor”, son palabras de Alba Herrera y Ogazón en La virtud decorativa de EL UNIVERSAL ILUSTRADO, publicado el 21 de diciembre de 1922.

Existen mujeres que insisten que la caballerosidad es una forma de machismo , como Daniela de 24, quien cree que ese trato está basado en la idea de que es un ser débil que necesita atenciones o protección de un hombre, porque su condición de mujer la hace débil o incapaz de valerse por sí misma.

“La educación o caballerosidad es machismo también

. Hay muchas formas de machismo. Mmmm, piénsalo de esta forma. Las acciones deben estar bien fundamentadas también. ¿Tú necesitas que te abran la puerta del coche? Pueden abrirte la puerta del coche cuando en verdad lo necesites, porque tienes las manos ocupadas, o estás lastimada. Eso es educación y solidaridad, alejada de la caballerosidad, que esa sí va de la mano del machismo, o micromachismo si lo prefieres”, menciona la joven.

Así se comportaban en las calles del siglo XIX
Así se comportaban en las calles del siglo XIX

El hombre debe de tomar de hacer una escuadra con el brazo y ser el soporte de la mujer. Fotografía: Elisa Villa

En cambio, Alfredo insiste que la caballerosidad no es machista. Considera que ser un caballero es ser educado. Lo ve más como una forma de protección y respeto a la mujer, no como tratar de controlarla o subestimarla.

Yael, un joven estudiante de 18 años, dice que la caballerosidad es otra forma de llamarle a ser atento, y no siempre es de hombre a mujer. “Cuando yo voy en la calle con mi papá, él me deja del lado de la pared y no creo que aplique el machismo ahí”.

Gran parte de las normas de este manual ya son obsoletas.

En la ciudad ya no es común encontrar a alguien que vaya a caballo o que use un sombrero de copa, pero la práctica de la galantería, los buenos modales, la caballerosidad y el respeto, debe permanecer siempre en los espacios comunes.

La educación y las buenas costumbres deben ser transmitidas de generación en generación, sin necesidad de un manual que nos indique cómo comportarnos.

Fotografías actuales:

Elisa Villa

Fuentes:

Hemeroteca EL UNIVERSAL

Fototeca INAH

Manuel Antonio Carreño, Manual de Carreño, urbanidad y buenos modales.

Natalia López, Los Orígenes de un Best Seller: Publicación, circulación y recepción de la urbanidad de Carreño en América Latina. Disponible en https://www.redalyc.org/pdf/334/33454021008.pdf

El lado correcto: http://zahir.zonalibre.org/archives/050649.html

El manual de urbanidad de antaño cayó en desuso: https://www.protocolo.org/familiar/virtudes/el-manual-de-urbanidad-de-antano-cayo-en-desuso.html

Entrevistas a transeúntes.

Gustavo Casasola, 6 siglos de historia gráfica de México 1325-1976

Valentina Torres Septién, Manuales de conducta, urbanidad y buenos modales durante el porfiriato, notas sobre el comportamiento femenino.

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