Mariana (como será identificada para este trabajo) luego de dos años de ser atacada sexualmente en las inmediaciones de la , quedó marcada para siempre.

A la fecha no habla del tema, cambió de trabajo y sólo cuenta con una amiga. Aún no se anima a salir a la calle de noche, y cuando lo hace, se pone un pantalón holgado para que no se noten sus caderas; el miedo es tanto que usa hasta triple ropa interior. Se pone una malla y una faja, “así a los cerdos les costará más trabajo desvestirte”, dice la joven que ahora tiene 22 años.

Julia está en la misma situación. En marzo de 2019 fue violentada sexualmente a unos metros de su casa; le tomó una semana platicar la experiencia con su familia y una más denunciar el hecho.

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A la fecha no quiere tener una relación sentimental con nadie, detesta los abrazos y las caricias, dice; luego de eso su vida cambió radicalmente.

“Su boca apestaba, ese aliento aún lo recuerdo”, describe. Lo que le da más impotencia es que, a casi tres años de lo sucedido, no hay detenidos, ni siquiera un sospechoso.

Estas son dos de las historias de mujeres que fueron agredidas sexualmente en calles de la Ciudad de México, y quienes no han recibido justicia.

Los datos que aportaron no sirven de nada, en los alrededores de donde fueron agredidas no hay cámaras de vigilancia y todo el tiempo que duró la agresión no hubo testigos, y aunque la fiscalía capitalina asegura que investiga, los agentes a cargo de sus expedientes ya no les contestan el teléfono; ellas tratan de olvidar lo sucedido y han optado por abandonar el caso.

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“Es horrible el proceso de la denuncia, te preguntan que si recuerdas algo, una seña, cómo era el agresor, cómo iba vestido y cosas sin sentido cuando lo que queremos es borrar todo eso, olvidar hasta a qué olía.

“Entonces, como no aportas nada, de una vez te dice que así será muy difícil encontrar al culpable, y mientras a nosotras qué, nos jodieron la vida y el cerdo ese muy feliz”, cuenta con furia Mariana, pues teme que su caso quede impune.

Estadísticas de la fiscalía capitalina revelan que, por ejemplo, en 2019 de registraron un total de mil 423 casos: mil 163 simples y 250 en violación equiparada, es decir, cuando la víctima es menor de edad.

En 2020 se contabilizaron mil 52 denuncias por violación simple y 425 por violación equiparada, dando un total de mil 477.

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Cuauhtémoc, Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Tlalpan fueron las alcaldías que más casos registraron.

Durante 2021 se iniciaron un total de 2 mil 184 carpetas de investigación por violación: mil 401 por simple y 783 por equiparada, que fue en el segundo año de confinamiento del Covid-19 . De este año sólo se han colocado las cifras oficiales del mes de enero, con 144 casos: 53 por violación simple y 91 por equiparada.

Con respecto al número de mujeres que reciben justicia por esas agresiones así van las cifras de las 5 mil 218 carpetas de investigación que se iniciaron entre 2019 y 2020, apenas 30 personas están sujetas a proceso por ese delito.

“Los protocolos de actuación se han mejorado mucho, se está tratando de ya no revictimizar en el MP a la denunciante, entendemos que es un problema endémico y de raíz y que va a tardar años mejorar, pero al menos ya se conocen las falencias.

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“[Pero] dime, ¿cuándo han mapeado las zonas más peligrosas para las jóvenes?, que te alerten de qué hora a qué hora, en qué calles, colonias, alcaldías. No reconocen que hay un problema grave y eso es parte de lo mismo, son cómplices”, dice Marissa Rivas , activista y socióloga.

En el Informe de Política Criminal que la Fiscalía General de Justicia capitalina entregó al Congreso local, y donde se establecen las metas a seguir en 2022, se destaca que el delito de violación es el segundo más denunciado. La tasa de incidencia delictiva por cada 100 mil habitantes en la Ciudad de México es de 24.7, mientras que a nivel nacional la tasa es de 10.

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