Nezahualcóyotl, Méx.— “¡Todo esto está bien muerto!”, es la frase que se escucha por doquier. Comerciantes, conductores de combis y hasta de mototaxis lo piensan en voz alta.

Antes del mediodía del Domingo de Ramos, las cazuelas de guisados de doña Carmen están llenas. En un domingo cualquiera, las sillas y mesas que coloca sobre la avenida Texcoco están ocupadas y las cazuelas están a menos de la mitad.

“Hoy sí está difícil la situación para nosotros, casi no hemos vendido. El otro domingo había más gente, pero hoy hay poca y nada de venta”, contó.

Este es el tianguis de San Juan, el más grande de América Latina, que va desde la calle 7 o Periférico Oriente y hasta la avenida Adolfo López Mateos, sobre la avenida Texcoco, justo en el límite de la alcaldía de Iztapalapa y del municipio de Nezahualcóyotl, en el que cada domingo se reúnen casi 10 mil vendedores.

Ayer fue diferente. La contingencia sanitaria por el Covid-19 dejó en su casa a muchos de los clientes habituales. En condiciones normales es difícil a veces caminar por esa arteria que divide a dos de las localidades más pobladas del país.

El Gordo y El Johny, que tienen un puesto de ropa americana, apenas y se “persignaron” con la primera venta del día.

Don Carlos ya leyó dos veces el periódico. No tiene clientes que atender en su puesto de ropa.

“Sabemos la situación, pero no podemos quedarnos sin salir a trabajar porque tenemos gastos, que comer, que pagar las deudas, si no lo hacemos nosotros, el gobierno no nos ayuda”, explicó.

Tanto vendedores como compradores no han guardado la sana distancia recomendada. Los puestos están juntos, como siempre.

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