Toluca, Méx.— Desde hace más de 30 años que Raymundo Salgado Carmona se dedica al oficio de bolero y dice que “nunca había visto una crisis tan severa”, pues apenas si tiene 20 pesos en la bolsa en un día cuando antes llegaba a percibir hasta 300.

El también representante de 40 boleros de la capital mexiquense explica que los prestadores de este servicio están entre los más golpeados por la emergencia sanitaria, y es que dependen de la asistencia de servidores públicos del gobierno, el Congreso, el Poder Judicial y el ayuntamiento, quienes desde hace dos meses no acuden a sus oficinas.

“Antes llegábamos muy temprano porque 30 boleros nos establecemos en los arcos de Los Portales, a donde llegaban desde las primeras horas del día regidores, síndicos y diputados. Hemos recibido hasta gobernadores y embajadores, pero ahora la gente sólo va al banco o de prisa para alguna diligencia, nadie se detiene”, lamenta.

Narra que ante la desesperación porque no han logrado más que uno o dos servicios por día, se organizaron para echar a andar el proyecto Echa Bola, pero en tu casa, que pretende, a través de una llamada telefónica, destinar al trabajador más cercano a la zona donde está el cliente.

“Vamos con nuestro cajón, con gel antibacterial, cloro, Pinol, guantes, además de nuestros cepillos y tintas; el bolero va con el cubrebocas, si se puede la mascarilla y tomamos las medidas sanitarias para no arriesgar ni al cliente ni al trabajador.

“Buscamos mejorar nuestras ganancias diarias porque apenas si nos caen 20 pesos por una boleada, que no sirven más que para pagar el camión de ida y vuelta, pero con las manos vacías”, explica el presidente de la asociación civil Unidos para el Desarrollo Comunitario.

Comenta que para muchos de sus compañeros es complejo sobrellevar los últimos días, pues desde que el ayuntamiento cercó Los Portales para impedir el acceso, cada vez menos personas se acercan.

“Nunca habíamos visto tan solo, creo que sólo en los días de Navidad o Año Nuevo la gente deja de salir, pero ahora los que pasan van de prisa y lo último que piden es la boleada”, lamenta.

A partir del lunes, señala, con ayuda de la Secretaría del Trabajo estatal, difundieron en diversas plataformas el número de contacto para que los interesados soliciten el servicio a domicilio, además de colocar la publicidad en redes sociales que, según el bolero, “ha resultado un éxito porque en dos días nos han llamado más de 10 personas y nos dan trabajo de cinco pares de zapatos mínimo”.

Afirma que no es sencillo superar el daño financiero que significó la crisis sanitaria para el gremio porque “los arrendadores no esperan, ni la luz o el gas y la comida para los hijos tampoco.

“Mientras más pasa el tiempo menos ayuda encontramos; nos cerraron la puerta en el ayuntamiento, donde sólo nos dieron largas y algunos diputados sí nos han auxiliado con algo, pero no es permanente”, dice.

Indicó que el Banco de Alimentos les entregó una despensa, pero “no es permanente”. A la propuesta se sumaron los nueve boleros de la Terminal de Autobuses.

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