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Un sombrero de palma cubre el rostro y casi todo el cuerpo de Cristopher Gómez, un traje de color negro y unos huaraches complementan su vestimenta de tecuán con el que viajó desde La Galarza, en Izúcar de Matamoros, hasta la Basílica de Guadalupe para bailarle a la Virgen Morena.

A sus 12 años, es la primera vez que Christopher deja su casa en la colonia Cristo Rey para acompañar a danzantes hasta la Ciudad de México para celebrar un aniversario más de las apariciones de la Virgen a San Juan Diego.

Antes de danzar en el atrio del templo mariano el feligrés contó que nadie de su familia pudo acompañarlo pero él vino en representación suya.

“Es la primera vez que vengo a bailar el tecon, vine con amigos y vecinos, sin nadie de mi familia. Llegamos temprano y ya bailamos, antes de irnos haremos otra danza. Me da mucho gusto venir a visitar a mi madre”, dijo.

A su corta edad, Christopher se dice fiel creyente de la Virgen de Guadalupe y para él llegar hasta su hogar es una experiencia gratificante. “Es muy hermoso, la Morenita puede cumplir lo que le pidas si lo haces con cariño y fe”.

Además de bailar en agradecimiento por todo lo bueno que la Virgen le dio a él y a su familia, este año el menor pidió que no se acaben este tipo de tradiciones.

Sergio López es otro de los danzantes. Dijo que pisaron la explanada de la basílica como a las nueve de la mañana con la convicción de bailar para cumplir una promesa. “De corazón le pedí a la Morenita que nos cuide y nos mantenga unidos para seguir bailando. A los peregrinos les digo que sigan sus tradiciones”.

A manera de despedida el grupo decidió bailar El Panadero; por más de 10 minutos provocaron aplausos entre los fieles.

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