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Con retratos hablados en mano, señas particulares como tatuajes, corte de pelo, modo de vestir e incluso tipo de teléfono celular que usaban, elementos de la Policía de Investigación (PDI) de la procuraduría capitalina buscan a los hombres que, aparentemente, son los responsables de intentar levantar a mujeres en las inmediaciones de algunas estaciones del Metro. Para las autoridades de la Ciudad de México en este momento ellos son la prioridad.

Afuera de las estaciones del Metro un grupo de elementos infiltrados en puestos ambulantes o como usuarios vigilan y observan a las camionetas tipo SUV y taxis que, según las denuncias de las víctimas, utilizan para intentar subir a las mujeres.

Los agentes de investigación cuentan con una media filiación y rasgos de los agresores, todos usan el mismo modus operandi: ubican a su víctima desde dentro del Metro y la siguen hasta acorralarla afuera, donde los esperan por lo menos dos cómplices.

Luego, por la fuerza la intentan subir a un taxi, que está plenamente identificado por las autoridades; esta unidad tiene placas de circulación A-3893C y como parte de la indagatoria se busca en la Secretaría de Movilidad (Semovi) si las placas son vigentes y, de ser así, ubicar al dueño para que explique quiénes quiseron levantar a una mujer el jueves pasado, pero que gracias a la intervención de varios testigos el delito se frustró.

De acuerdo con la carpeta de investigación que la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de la Ciudad de México abrió por estos incidentes —a la cual se anexaron cinco eventos distintos, siendo el más reciente el que ocurrió el jueves pasado— uno de los principales sospechosos opera en las inmediaciones de la Línea 3, que corre de Universidad hacia Indios Verdes, y lo han denunciado particularmente en la estación Zapata.

Es descrito como un joven de entre 20 y 25 años, que mide 1.60 de estatura, con cabello rapado en los lados (el resto lo tiene teñido en lila y lo sujeta), se depila las cejas, tiene ojos negros, nariz respingada, boca chica, labios delgados y es de complexión delgada; además, usa lentes de aumento y en el cuello se le aprecia el tatuaje de un mandala.

El jueves pasado, cuando intentó levantar a una chica, vestía una playera de los Patriotas de Nueva Inglaterra, equipo de futbol americano, pantalón de mezclilla y tenis de la marca Puma —según el testimonio, muy sucios— y llevaba consigo un celular de la marcha iPhone de modelo reciente. La víctima narró a las autoridades que el sospechoso la venía siguiendo desde la estación Universidad.

La procuraduría capitalina identifica al segundo sujeto —quien tomó de las piernas a la víctima— como un joven de 26 años, de 1.80 de estatura, rapado, de complexión delgada, ojos rasgados, ceja rala, nariz chata, boca grande, labios gruesos y el día de los hechos vestía camisa blanca; como característica se le apreció un rosario de madera y un reloj dorado grande en la mano izquierda.

Mientras que el chofer del taxi con placas A-3893C fue descrito como un señor de entre 60 y 65 años, complexión robusta, de 1.60 de estatura, con barba, cabello entrecano y vestía una camisa con rayas azules. Todos traían un arete en la oreja izquierda.

Las cazan adentro de los vagones. En el caso más reciente, la mujer se percató de que un hombre la seguía dentro del Metro y al salir, en la estación Hospital General, el sujeto la abrazó fuerte, empezaron a forcejear, su cómplice la tomó de los pies, mientras un taxi se acercó y el chofer abrió la cajuela. Una testigo gritó por ayuda y alertó a los vecinos, quienes al salir ahuyentaron a los presuntos secuestradores. Gracias a la denuncia de la víctima se cuenta con detalles de los sospechosos de causar pánico entre usuarios del Metro.

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