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Tlalnepantla, Méx.— Luis Ángel cerró sus ojos al escuchar la condena de culpabilidad que emitió una juez del Poder Judicial del Estado de México por el feminicidio de la estudiante de la FES Cuautitlán, Verónica Guadalupe Benítez Vega, quien fue lapidada y degollada mientras su bebé lloraba a su lado a unos metros de su casa en San José del Vidrio, municipio de Villa Nicolás Romero.

No obstante será hasta el próximo viernes cuando la juez emita el tiempo que Luis Ángel, de 24 años y quien era la pareja sentimental de la víctima, deberá permanecer en prisión tras un juicio que se prolongó año y medio desde el 6 de julio de 2017.

“El feminicida debe ser castigado con la pena máxima, permanecer en prisión el resto de su vida, porque destrozó la vida de Lupita, una joven que estudiaba la carrera de Química en la FES Cuautitlán, que estaba llena de planes para ella y para su bebé de entonces tres meses”, señaló Jesús Benítez, padre de la víctima.

En su resolución, la juez consideró como determinantes las pruebas y peritajes que demostraron que la piel que quedó bajo las uñas de Lupita, que demuestran que ella se defendió de su agresor, coinciden con el ADN de Luis Ángel, así como las declaraciones de los testigos; un albañil y un repartidor de carne que observaron el inicio de la agresión a la joven por parte del procesado la mañana del 6 de julio de 2017.

“Para nosotros este proceso ha sido de luchar incansablemente para que se haga justicia, pues de feminicidio pasó a homicidio y logramos su reclasificación a feminicidio”, señaló Juanita, hermana de Verónica Guadalupe.

“Mi padre perdió su empleo y yo descuidé a mis hijos para juntar pruebas, testigos, insistir a lo largo de año y medio en que investigadores, ministerios públicos y personal de juzgados, no dejaran caer el caso, pese a insultos, omisiones y negligencia de servidores públicos, que suelen revictimizar a quienes perdimos a un ser querido”, afirmó Juanita.

Por las amenazas que recibieron de la familia de Luis Ángel, la familia Benítez Vega solicitará a la juez dicte medidas de protección, para ellos y para el bebé que ahora tiene dos años, quien crecerá sin su madre bajo el cobijo de sus abuelos maternos.

“Gracias a los vecinos de San José del Vidrio, a los colectivos y estudiantes de la UNAM que nos acompañaron y nunca nos dejaron solos”, declararon Jesús Benítez y sus hijos.

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