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La delincuencia y la discriminación contra los jóvenes han sido constantes en el país desde hace 40 décadas, en los años 70 eran la única forma de sobrevivir en los lugares marginales de la capital del país; sin embargo, ahora tienen más alternativas para no caer en las redes del crimen, aunque muchos buscan la forma fácil de salir de la pobreza.

Hace 41 años, escuchar la palabra Panchitos, era significado de violencia, asesinatos, drogas, asaltos y rock, eran jóvenes vestidos de mezclilla y chamarras de cuero, la gente les temía, los medios hablaban de ellos y todos sabían que en la alcaldía Álvaro Obregón había quien entraba pero no salía.

Humberto Morgan Colón, conocido sólo como Morgan, fue parte de este grupo, que inició a finales de los años 70, comenta que tienen un análisis en donde identificaron que de Los Panchitos derivaron al menos mil 200 bandas, como Los Verdugos, Los Colgados, Los Salvajes, Los Chicanos y Los Vagos .

En entrevista con EL UNIVERSAL, Morgan recuerda que sus inicios fueron en su colonia, donde se hacían llamar Los Verdugos; se juntaban jóvenes de entre 11 y 15 años, unos iban en secundaria y otros no tenían “oficio ni beneficio”.

Explica que todos los jóvenes de esas colonias no tenían más accesos que a las calles, pues las condiciones precarias en las que vivían los expulsaban de sus casas, en ocasiones familias de hasta 12 personas habitaban una pequeña casa con dos cuartos.

Estar en las calles, con el auge del rock y las drogas, generó que las bandas se involucraran y dedicaran al consumo de estupefacientes.

“Los únicos espacios públicos que había en esos tiempos eran las escuelas y los primeros integrantes de las bandas de estos barrios nos conocimos ahí, en esa época no había planteles en todos lados, todos bajábamos a Tacubaya para poder hacer la secundaria y las escuelas sirvieron para relacionarnos de diferentes barrios”, contó Francisco Velázquez, apodado como Paco Banda, de Los Colgados.

Recuerda que los adolescentes de esas colonias no tenían otras opciones, pues sus padres trabajaban o incluso comenzaron las desfracmentaciones de las familias. Al ser hijos de personas de otros estados había una discriminación muy grande, pues incluso el apodo de Los Panchitos se les puso de forma despectiva, con la intención de referir que eran indígenas.

Paco Banda comenta que por años los integrantes de estos grupos cometieron muchos delitos, principalmente para armonizar sus fiestas, incluso había peleas entre ellos, en las que muchos de ellos perdieron la vida, pero asegura que no eran todos los que mencionaban en los medios de comunicación, pues dejaron de verlos como jóvenes revoltosos y pasaron a ser una banda criminal.

“En los medios decían que Los Panchitos éramos jóvenes vestidos de pantalón de mezclilla y chamarra negra, cuando la policía veía a alguien con esas características, sin preguntar, lo detenía; eso nos pasó mucho, nos golpeaban y todos nos tenían miedo”, dijo Morgan.

Sin embargo, en los años 80 las cosas cambiaron, los adolescentes crecieron, algunos siguieron por el camino de la delincuencia, pero otros buscaron la forma de cambiar su forma de vivir.

Ernesto Fajardo, El Tetos, se unió a un grupo de jóvenes, que eran integrantes de Los Panchitos, pero que ya no buscaban delinquir; en cambio, querían emplear su energía apoyando a otros adolescentes y a las mismas familias de esas colonias marginales, esta organización intentó unir a los grupos.

No obstante, algunos siguieron el camino delincuencial, incluso hay quienes terminaron en prisión durante muchos años y aún siguen delinquiendo; otros lograron ser políticos, maestros, incluso doctores e ingenieros.

Este mes la banda cumple 41 años de haberse formado, El Tetos, Paco Banda y Morgan recorren las calles de su barrio; recuerdan los momentos vividos y esperan que los jóvenes de ahora no tengan que vivir lo mismo, aunque la zona es aún un punto rojo en delitos.

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