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Obed Aguilar Solórzano es el fundador del primer Centro de Integración al Futbol, Acondicionamiento Físico y Rehabilitación para la Discapacidad (CIFAD) único en el país, no sólo en el Valle de Toluca.

Gracias a esta iniciativa, personas con discapacidades diversas como autismo, sin extremidades superiores o inferiores, síndrome de Down, invidentes o sordos, socializan, aprenden a desempeñar el deporte que más les gusta y tienen una familia alternativa que los impulsa para salir adelante.

“Es una forma de inclusión que no habíamos encontrado antes. Los maestros en su afán de prestarles atención especializada, los segregan, incluso generan discriminación porque les piden pupitres especiales, los aislan en las aulas en caso de escuelas públicas y en las particulares difícilmente pueden ingresar”, platicó Alejandra Paz Peña, mamá de José Luis, quien tiene 12 años y fue diagnosticado con autismo desde los cinco años de edad.

Ella es madre de tres hijos, sólo dos sobreviven; por el más pequeño dejó su profesión como administradora e ingresó a un mundo que califica como “alternativo” para conocer a fondo las opciones que existen para su hijo.

Narró que con un menor autista es necesario trabajar a diario, las 24 horas del día, porque fácilmente pueden tener un retroceso, para lograr avanzar y dejar a un lado los medicamentos que no siempre les permiten ser funcionales.

Sin embargo, dentro de dos años no podrá hacer más por la educación, formación y capacitación de su hijo, porque hasta los 14 años es el límite que le dieron los médicos al menor para que pueda seguir siendo medicado, después requiere llevar una vida con actividad física, dieta balanceada y socializar.

Un oasis para los niños

Para los padres de familia, la escuela de Obed es un “respiro” en la búsqueda de lugares recreativos; hay niños en sillas de ruedas, jóvenes que no tienen alguna de sus extremidades, que utilizan alguna prótesis, quienes ocupan una cancha de futbol que es rentada dos días por semana durante cuatro o seis horas. Ahí se convierten en Maradona, Javier Hernández o Rafael Márquez, ellos no tienen límites.

“Pienso que la única limitación es la que les hemos impuesto, la realidad es que ellos pueden perfectamente jugar, bailar, convivir, en sí lo que no es sencillo es superar las barreras que la sociedad en general les adjudica, porque ellos no se observan a sí mismos con las diferencias que otros les atribuyen”, platicó el licenciado en Terapia Física.

Obed también formó el primer equipo de futbol en el Estado de México, integrado por personas amputadas, pero que por falta de apoyo económico, además de tiempo, debieron cancelarlo, pero nació este nuevo interés para el cual también requieren apoyo, porque a través del deporte muchos de los niños pueden asumirlo como un proceso de rehabilitación o un mecanismo de competitividad, porque algunos de los inscritos son campeones nacionales de las paraolimpiadas.

En la actualidad participan cuatro terapeutas físicos, quienes además cuentan con otro trabajo formal; su meta es ampliar este proyecto y que llegue a todo el territorio mexiquense, porque para poder permanecer necesitan desde uniformes hasta promoción.

“En CIFAD también estamos generando empleos, todos reciben un salario, por eso también estamos abiertos a que alguna institución pública o a nivel de gobierno nos voltee a ver y recibir algún apoyo”, relató.

La cancha de futbol cada martes y jueves está en las mejores condiciones. La recorren niños con andaderas, sillas de rueda o muletas. Algunos de ellos comienzan a usar sus prótesis de pierna entera y unos más aprenden a jugar el deporte del balompié sin el temor de ser observados como si fueran diferentes.

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