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Llegaron juntos, con sus palas, cubetas y guantes vistiendo sus playeras azules y blancas para representar a sus asociaciones. Los 70 voluntarios de Techo y de Consultorio Arquitectura Práctica, se instalaron en los campamentos de los damnificados del Multifamiliar de Tlalpan poco antes de las 6:00 de la mañana; se repartieron por cuadrillas y conversaron con las familias a las que les construirían una casa de madera temporal.

Ahí estaban los jóvenes Mariana y Marco, ella abogada y él estudiante, quienes platicaron con Vanessa, una madre de tres niñas pequeñas que vivían en una casa de campaña desde septiembre.

A la 1:00 de la tarde, ya con el terreno marcado para cada una de las 13 viviendas, comenzaron a adherir los pilotes; Mariana se ensució las manos con cemento y Marco cargaba el material.

Él ya había visitado el multifamiliar, fue justo el día en que tembló para ayudar, pero seis meses después regresó para ser uno de los que invierten su tiempo para dar techo a los afectados, quienes “duermen aquí, están al intemperie, yo sabía que había mucha gente sufriendo pero la verdad es que hasta que llegué aquí lo vi”.

Mariana, por otro lado, contó que muy temprano en un acercamiento con los vecinos del multifamiliar, “hubo una señora que cuando le preguntaron cómo estaba se puso a llorar porque nos dijo que nunca se lo habían preguntado”.

A pocos metros de ellos hay más voluntarios aplanando la tierra para levantar dos casas más, quienes mientras sostenían sus palas escuchaban la música que alguien reprodujo para sonorizar el ambiente.

Enrique Cano, uno de los encargados de la construcción por parte de Techo, explicó a EL UNIVERSAL que las casas son de 18 metros cuadrados y “tienen un techo de fibrocemento, van levantadas del piso para evitar humedad, se sellan para que no se cuele el agua o las rachas de viento y los recubrimientos no causan daños a la salud”.

Cada una de estas viviendas se entregan como un lienzo en blanco, dijo, pues las familias podrán acomodar sus camas y otros muebles a su gusto; después de hacer un cálculo, Enrique dijo que cada una de estas cabañas cuesta alrededor de 50 mil pesos y tiene una vida útil de dos años, aunque gracias a su diseño y los materiales podría durar hasta 15.

Casas así, también se les hicieron a los damnificados de los poblados de San Gregorio y Santa Cruz en la delegación Xochimilco. Los principales responsables de que fuera posible la construcción de estas casas fueron los más de 200 donadores, entre empresas y sociedad civil, a Techo y al Consultorio Arquitectura Práctica.

Osvaldo Sánchez tiene un puesto dentro de Techo llamado jefe de escuela, él es el encargado de hacer visitas a las comunidades que se ayudarán, en este caso, fue cinco veces al multifamiliar para conocer a los damnificados y sus necesidades primordiales.

Según su estimado, serán más de 50 personas las beneficiadas con las 13 viviendas emergentes, aunque a él le gustaría que la gente que hará uso de estos espacios se quedara el menor tiempo posible para regresar a sus casas.

“Lo que más me viene a la mente cuando veo esto es que antes tenías un patrimonio donde te sentías cómodo y protegido, pero este terremoto fue el inicio de la problemática, la gente sigue viviendo en carpas y en lonas… lo ideal es que se reconstruya; nuestras viviendas se suman a atender las necesidades, nos encantaría que la gente estuviera sólo unos meses, pero hay gente que desde el sismo de 1985 sigue en campamentos”.

Los voluntarios, al anochecer, dejarían las palas y guantes en sus lugares y prenderían una fogata para convivir con los damnificados; este domingo, a las 6:00 de la mañana, reinician sus labores para que antes de anochecer, 13 cabañas sean estrenadas por quienes las necesitan.

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