Jorge Luis González Hernández pensó que podría asesinar a Lesvy Berlín Rivera Osorio y salirse con la suya. Casi lo logra, pues desde el 3 de mayo de 2017 mantuvo la versión de que su novia se había suicidado. El 11 de octubre, después de 30 meses de haber cometido el crimen, fue declarado culpable por feminicidio agravado.

El delito “feminicidio”, que significa asesinar a una mujer por motivos de género, se tipificó en 2011 en la Ciudad de México. Desde entonces, se ha sentenciado a 167 personas por esta razón. De ellas, 10 fueron absueltas y el resto condenadas. En la capital del país hay 147 hombres y 10 mujeres en prisión por feminicidio, según información proporcionada por el Tribunal Superior de Justicia de la CDMX (TSJ-CDMX).

Cuando se publicó la noticia de que Lesvy había muerto en Ciudad Universitaria, las autoridades de la CDMX avalaron en un principio la historia de Jorge Luis: que la joven de 22 años se había suicidado en una cabina telefónica.

Caso Lesvy, un ejemplo de la justicia tardía en CDMX
Caso Lesvy, un ejemplo de la justicia tardía en CDMX

Pero sobretodo, fue la lucha de Araceli Osorio por la dignidad de la memoria de su hija, lo que evitó que el sistema de justicia de México declarara este viernes la muerte de Lesvy como un suicidio, cuando fue un feminicidio.

“El hecho de que hoy se dictara una resolución condenatoria por unanimidad contra el asesino de mi hija, Jorge Luis González, tuvo que ver definitivamente con la presión que ejercimos no solo en las calles, sino también con la presión que ejercimos nosotras al venir aquí (al Reclusorio Oriente) y desde nuestra rabia y dolor hablar por ellas, darles voz y decir que no estamos solas”, declaró después del fallo.

En la CDMX un feminicida tarda un promedio de 16.92 meses en ser sentenciado desde que el momento que comete el delito. La cifra es una estimación con 75.4% de los registros proporcionados por el TSJCDMX. En el caso de Lesvy, su feminicida fue sentenciado en 30 meses.

Caso Lesvy, un ejemplo de la justicia tardía en CDMX
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EL JUICIO

Para concluir y probar que Jorge Luis violentó por meses emocional, física y económicamente a Lesvy, y que eso derivó en su asesinato, se requirieron 30 meses de proceso legal, audiencias, admisión de pruebas y testigos, intentos de amparo y, finalmente, un juicio de cinco semanas, con más de 50 testimonios, peritajes y evidencias, que culminó en el fallo del tribunal conformado por los jueces José Juan Pérez Soto, Adolfo Rodríguez y Octavio Reyes el 11 de octubre de 2019. La justicia tardó 891 días en culpar al responsable del asesinato de Lesvy Berlín, cuyos amigos, profesores y familiares demostraron durante todo el proceso legal que era una joven con plan de vida.

Durante el juicio, celebrado en el Tribunal Superior de Justicia del Reclusorio Oriente, donde está recluido Jorge Luis, Araceli Osorio y Lesvy Rivera, padres de la joven, escucharon las historias de agresiones que su hija vivió durante meses previos a su muerte.

Caso Lesvy, un ejemplo de la justicia tardía en CDMX
Caso Lesvy, un ejemplo de la justicia tardía en CDMX

Otra fiesta en una casa de estudiantes en el Ajusco, en la que Jorge amenazó a Lesvy con suicidarse si se atrevía a dejarlo. La joven vivió los últimos meses de su vida en completo aislamiento, su pareja le quitó el celular con el que se comunicaba con sus padres; y eso la orilló a usar teléfonos públicos para llamar a su madre. Jorge Luis intervino sus redes sociales, no le permitía hablar con ningún hombre, la espiaba cuando se reunía con sus amigas, no le daba ni siquiera su propio juego de llaves de las casas en las que vivieron, para evitar su movilidad. La insultaba si no cocinaba conforme a su gusto.

Lesvy no tuvo ni un espacio propio para guardar sus pertenencias en el clóset que compartió con su novio.

La violencia era tal que tuvieron que mudarse varias veces por quejas de los vecinos. Lesvy dejó de trabajar, perdió el apetito, bajó de peso, lucía demacrada, abandonó su trabajo y sus actividades sociales y culturales, todo esto según los testimonios que se presentaron. Ella quiso convencerlo de que juntos retomaran sus estudios y mejoraran su estilo de vida, pero él argumentaba depresión derivado del abandono de sus padres. Jorge Luis, informaron los peritajes, padece una adicción a las drogas desde la adolescencia y estuvo internado más de cinco veces en centros de rehabilitación por sus problemas de salud. Una semana antes del fallo, usó el micrófono del juzgado para emitir las únicas palabras en su defensa. “Yo amaba a Lesvy, yo no le hice daño. Yo no la maté”.

María de la Luz Estrada Mendoza, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, subrayó en su testimonio que hasta en 30% de la violencia feminicida los agresores consumieron alcohol o drogas.

En una ocasión, se dijo, Lesvy faltó a una reunión familiar por tener un golpe en la cara, inventó que era consecuencia de una caída de escaleras. Pero le envió una foto del golpe a una de sus amigas a través de Facebook. Lesvy también fue parte del 64% de mujeres mexicanas que padeció violencia severa y muy severa por parte de su pareja, según la Encuesta Sobre la Dinámicas de las Relaciones en Hogares (ENDIREH, 2018).

¿Por qué no terminó con esa relación? Ximena Antillón Najlis, experta en psicología de casos simbólicos para la justicia como el de las mujeres de Atenco y los 43 normalistas de Ayotzinapa, dice que Lesvy tenía Síndrome de Indefensión Aprendida, por lo que vivía en un estado de dependencia emocional, que le impedía psicológicamente salir de esa situación por sí misma, se adaptó a la violencia de su pareja. Y también poseía rasgos de Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica, en la que las víctimas justifican a su agresor, y se autodevalúan, pese a ser brillantes. “Fue una escalada de violencia tan rápida que no le permitió accionar. Jorge Luis pensaba que Lesvy era de su propiedad. Ella lo justificaba al decir que estaba deprimido, no dimensionó por la rapidez del ciclo de violencia”, dijo Antillón, cuyo peritaje fue parte del equipo de expertos independientes que tumbaron la versión del suicidio, dada inicialmente por las autoridades que entonces lideraba Miguel Ángel Mancera, exjefe de Gobierno y actual senador.

Jorge Luis, de 31 años e hijo de un miembro del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, siguió todo su proceso preso en el Reclusorio Oriente, donde deberá esperar su condena. Desde que ocurrió el feminicidio de Lesvy, el exintendente de la universidad ha defendido su inocencia. Por parte de su defensa acudieron sus padres, su exnovia y la madre de ésta. La defensa de Jorge Luis fue litigada por tres abogados de oficio. Entre los cuatro testigos declararon que Jorge nunca ha sido generador de violencia, aunque acotaron que se trata de un hombre “protector”, que terminó una relación previa a Lesvy por falta de espacio personal.

Uno de los peritajes más contundentes presentados lo hizo el médico forense y experto internacional José Mario Nájera Ochoa, quien también colaboró en el peritaje del feminicidio de Mariana Lima , que llegó a la Suprema Corte de Justicia del país.

Nájera Ochoa señaló que la versión de la asfixia por ahorcamiento carecía de sustento, debido a varios factores. Primero porque no hubo nudo en el cable telefónico; segundo, porque Lesvy se encontraba en un estado de indefensión farmacológica que le habría impedido ejercer cualquier fuerza física, y tercero, porque las autoridades locales determinaron una causa de muerte sin considerar los dictámenes toxicológicos de los implicados, las declaraciones de los testigos y no estuvieron durante el levantamiento del cadáver.

El testimonio más desgarrador fue el de Araceli Osorio, madre de la víctima. El 19 de septiembre, la profesora de preescolar se quebró emocionalmente y hubo que parar la audiencia por unos minutos para que fuera atendida por psicólogas.

“Mi hija no iba abrigada, no iba para quedarse en ese lugar”, expresó la mujer en referencia a la ropa con la que la joven fue asesinada y encontrada.

Araceli narró cómo fue que Jorge estuvo con ella en el Ministerio Público, cuando Lesvy seguía en condición de desaparecida y notó rasguños en uno de sus brazos , pero pensó que habían sido ocasionados por su mascota. Más tarde, en una recreación de hechos se presentó la hipótesis de que esos rasguños fueron de la joven en su intento por sobrevivir. Araceli añadió que en el funeral, Jorge nunca lloró.

El Fallo

Tras cinco horas de audiencia pública, los jueces dictaminaron ante una sala atiborrada de público y prensa que la muerte de Lesvy no fue suicidio, sino feminicidio cometido por Jorge Luis.

A los padres de Lesvy les resta esperar a que se celebren las audiencias para probar el daño moral posterior al feminicidio de la joven, el próximo 16 de octubre. No hay una fecha definida para que se dicte la condena. (Con información de Daniel Gómez)

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