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Como hace un año, las fuertes lluvias de la tarde-noche del jueves estuvieron a punto de desbordar el río San Buenaventura, en el sur de la Ciudad de México, en los límites de las delegaciones Tlalpan y Xochimilco.

Alrededor de las 21:00 horas, los vecinos recibieron una alerta en su celular; les indicaron desde la delegación que iniciaran el Plan Familiar que consta en ubicar sus documentos importantes y subir a las áreas altas de sus domicilios.

De otra manera no se podrían salvar, dice Eugenia, quien perdió su casa el 6 de septiembre del año pasado por el desborde del cauce que arrasó la construcción de 40 metros cuadrados y una barda que la separaba de la casa contigua.

“Por la ubicación no hay punto seguro de rescate, lo único que podemos hacer es subir a plantas altas, y los que no lo tenemos, debemos buscar otras formas”, dice.

Desde hace un año ella y otros habitantes de la colonia San Bartolo El Chico, en la delegación Tlalpan, han organizado mesas de trabajo y jornadas de limpieza en el río San Buenaventura para que no vuelvan a vivir otro desastre.

Sin embargo, la mayoría de esfuerzos de desasolve, poda de árboles y retiro de basura son de voluntarios, personal del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) y de la delegación Xochimilco.

“Pero el número de personas que pueden sumar manos para agilizar los trabajos en la zona que prevengan un desborde no son suficientes, se necesita herramienta y más personal que sólo el gobierno de la capital podría proveer y hasta el momento no ha designado”, denuncia Eugenia.

Acciones. Actualmente, a la altura de la Glorieta de Vaqueritos, se realizan obras de mitigación ante un posible desborde: se aumentaron un metro los bordes de concreto del río y se colocó un enrejado hacia la colonia aledaña, que no es la más dañada.

También otros temas siguen pendientes, como el pago de daños a los afectados por la inundación del año pasado: “Hasta la fecha no me han pagado los daños, Oficialía Mayor me quiere pagar 15% de lo que yo perdí. Ha sido muy desgastante, yo perdí dos viviendas, mi casa la tuvieron que demoler con todo lo que estaba adentro y no es justo”, acusa.

Mientras tanto, en cada lluvia que cae en el sur, los vecinos se mantienen a expensas de la cantidad de agua que caiga en el río.

Se mantienen en contacto a través de un chat de WhatsApp para monitorear los milímetros de lluvia que caen en su colonia y cerca del cauce, o si hay activación de alertas por parte de la Secretaría de Protección Civil.

“Estoy en un pánico constante, en estado de tensión. Encojo los hombros y pienso en la responsabilidad de mi vida y de mi colonia”, dice Eugenia.

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