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Para al menos 112 familias que habitaban el edificio Osa Mayor, en la colonia Doctores, no hubo Buen fin. Desde el sismo del pasado 19 de septiembre los días han transcurrido lentamente entre una mezcla de angustia, zozobra, miedo, incertidumbre, coraje, enojo, por no saber qué pasará con ellos.

Tampoco existe la normalidad, mucho menos certeza alguna de lo que viene, señala con marcada impotencia e irritación, la señora Teresa Rodríguez, quien con su familia de 12 integrantes ocupaba el departamento 1302 de esa icónica torre ubicada en la esquina de Doctor Lucio y Doctor Navarro.

Osa Mayor forma parte de todo un complejo habitacional integrado, además por las torres Centauro, (su gemela), por los edificios de Pegaso y Géminis; todos afectados en mayor o menor medida por los sismos.

Al entrar al Osa Mayor son evidentes los daños en paredes y las escaleras. El abandono de dos meses provoca el olor a humedad. El polvo y el cascajo desprendido ocupan los accesos, pasillos y las escalinatas.

Son las escaleras el punto crítico. En algunos niveles se han separado casi un metro de la parte del edificio que unían. Ahora se debe brincar para pasar. Pese al riesgo del colapso, algunos de los ocupantes se arriesgan y aprovechan para sacar aún parte de sus muebles y pertenencias, procurando hacerlo poco a poco y con sumo cuidado.

Contrario a lo que señalan autoridades federales y de la Ciudad de México sobre que la reconstrucción va en marcha, aquí —agrega doña Teresa Rodríguez— “No han venido a informar de ninguna manera; nadie, ninguna autoridad se ha aparecido para decirnos nada o qué sigue o cuándo empezará la demolición”.

Doña Teresa y su esposo Bello Rodríguez, no pueden evitar quebrar en llanto al hacer un símil del edificio al cual llegó hace más de 11 años y que compartía con sus hijos, con sus nietos y un yerno: “Cuando veamos el primer martillazo para demoler el edificio nos vamos a derrumbar con él”.

Explica que el comité vecinal creado a partir de la tragedia ha ido al Senado, con Protección Civil, con el Gobierno de la Ciudad, y no se ha obtenido ninguna respuesta, han hecho caso omiso.

La única ayuda, refiere, ha venido de los vecinos, de personas que les llevan ropa, alimentos.

¿Han pensado en rentar, ubicarse con otros familiares?, se le pregunta. “¡De dónde, si estamos en cero?”, dice al señalar el abuso de propietarios de otros departamentos cuyas rentas oscilan en la Doctores en nueve o hasta 15 mil pesos, sin contar que exigen comprobantes de ingreso, aval, y depósitos adelantados.

Los créditos para otra casa no son opción, dice, pues tienen que comprobar que ganan más de 45 mil pesos, ningún empleado gana ese dinero. “Es tan absurdo. Quieren que paguemos de puro interés 18 mil pesos al mes. ¿Sabe lo que significa? Vamos a estar vendidos de por vida”, finaliza.

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