“Comida apta para todo público”, se lee en el colorido menú. Entre tacos, burritos, gringas y enchiladas, uno pensaría encontrarse en un local de comida mexicana, pero las y un par de bowls eliminan la posibilidad de esa etiqueta. No es domingo, pero la famosa canción de Chabelo, “El mundo del revés”, cobra sentido al recibir los platos fuertes en primer lugar.

Se trata de una hamburguesa de pan rojizo y un bowl con arroz que despide un ligero aroma de cocina asiática. La primera está hecha en casa. La textura del pan es consistente, al igual que la “carne” pues está elaborada con garbanzo, frijol y amaranto; un poco de hummus escolta el plato, pero la salsa de habanero es el secreto para darle ese toque extra de sabor. El segundo platillo es una ruleta de ingredientes que tu madre luchó por darte en la infancia: zanahoria, brócoli, chícharos, germen, ejote y pimiento, todo sobre una cama de arroz y quinoa. Los palillos y la soya susurran una influencia asiática, aunque su nombre me remite a aquel personaje de Saint Seiya de verde melena: Shaina.

Para bajar los sagrados alimentos, una agua del día de fresa con carambola me hace añorar los sabores sin dilución de las aguas de mercado y una kombucha de mora azul, que espero mejore mi vida, porque #enero. También hay cerveza artesanal, pero estoy en mi época sin alcohol.

El frío es inclemente y las obligatorias mesas al aire libre (ubicadas en la banqueta) me hacen apreciar el apapacho de un caldo thai. El color del líquido revela un curry verde y noodles transparentes; a ello se suma col morada, ejotes y zanahorias con tres pequeños bloques de tofu marinado y horneado. Las primeras cucharadas están llenas de sabor pero, conforme avanzo, se pierde la intensidad y no me lo termino.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Gracias al desfile de burritos que sale una y otra vez de la cocina, me veo tentada a catafixiar los tacos, pero la voz del señor Aguilera (se vale googlear) me dice que no lo haga. De las tres opciones taqueras: guiso de temporada, chorizo de coliflor con papa y alambre de champiñones, ordenamos las dos últimas. Por sugerencia de la mesera, le pongo “queso” (de tapioca) al de coliflor, pero resulta ser una mala copia. La buena noticia es que el sabor del resto de ingredientes funciona. Desearía que su tortilla fuera 100% de maíz y no de harina de maíz (de esas de tortillería ). El alambre viene cubierto por salsa verde estilo guacamole

y el combo pimiento y cebolla asada siempre resulta ganador.

La música con alma de antro de la Zona Rosa comienza a desesperarme, pero tengo antojo de un helado. Ajonjolí negro, maple con nuez y chocolate con cereza son las alternativas que tiene su carta, pero no su congelador, así que pido la cuenta. Me levanto de la mesa y camino hacia mi automóvil cuando me doy cuenta que la estética de al lado se llama Nunca en Domingo. ¿Será una señal de que el séptimo día de la semana es para comer carne?

Veguísima

Dirección: Pachuca 59, col. Condesa

Tel: 7039-2812

Horario: mié 13-17 h, vie-dom 13-20 hrs.

Promedio: 350 a 500 pesos

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