Hace unas semanas recibí la invitación para ir a probar las nuevas tortas ahogadas del chef Antonio De Livier en Ánimo Ay! Caldos . Para darles un poco de contexto: el chef De Livier es reconocido por sus caldos y, entre otras cosas, por la invención del birriamen , una suerte birria meets ramen.

Pero había hecho la nota mental de ir a probar las nuevas tortas ahogadas de su menú y me dirigí a la sucursal de Ánimo, ubicada en la calle de Río Lerma. Verán: desde mi punto de vista, esta preparación, cuando está bien hecha, te puede transportar mordida a mordida, cucharada por cucharada, al sabor y furia tapatía. (No me lo tomen a mal, también las versiones chilangas tienen lo suyo.)

Las he probado con el caldillo de jitomate, bien caliente y picosito; también con un pan birote de buena costra —a veces hasta dorado en un sartén— y que, una vez boyante en el caldo, comienza a chupar la esencia de jitomate y se convierte en el transporte perfecto del relleno: carnitas, frijoles refritos y, para ese toque de acidez necesaria, cebollita encurtida o picada.

Sí, la torta ahogada es algo tremendamente hermoso y proporcional es la tragedia cuando, en la elaboración, no le profesan un ápice de cariño. Entonces deviene en catástrofe, una verdadera hecatombe culinaria.

Al llegar a la sucursal en el menú se listaban tres tipos de tortas: la clásica, rellena de carnitas con salsa de jitomate y cebollas encurtidas; la de barbacoa norteña ahogada en caldo de birria y, por último, la especial de costilla, que lleva caldo de carne en su jugo. Todo se leía bueno y, armada de un comparsa comelón, mi plan era probar las tres y rendirme ante el mal del puerco. Pero se trataba de un lunes gris porque solo tenían disponible la torta especial de costilla y, sin otra opción, pedimos tortas especiales de costilla en un paquete que incluyó birriamen.

Y en el recuento de los daños, esta torta me salió debiendo tantísimo amor: el caldo tibio, tirándole a lo frío y, cargado de una capa nada sutil de grasa, llenaba el corazón de zozobra. Y no, no pude reponerme porque en el bolillito tampoco encontré gozo, porque era una esponja fría, sin chiste. El relleno tampoco me subió al cielo: era una costilla ligeramente recalentada sin chispa ni gloria, sin sal.

Fue un lunes cuando me quedé con mi ilusión rota de una torta ahogada memorable y sabrosa. Es una pena que grandes ideas culinarias decaigan en la ejecución. Nota: el adorno del perejil en la foto de la torta, es de mi cosecha.

Ánimo Cuauhtémoc

Dirección: Río Elba 31, col. Cuauhtémoc

Tel: 1107 8284

Twitter: @AnimoMex

Horario: lun-dom 12-21 hrs.

Precios: combo de torta, birriamen chico y agua: 134 pesos

—Natalia de la Rosa es editora de Menú, gastrónoma adicta a los tacos, el vino y los caldos. Comparte tus recomendaciones con el hashtag  #SobreMesasMenu  en redes sociales.

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