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La varicela es una de las enfermedades que asociamos con los niños pues, en la mayoría de los casos, se manifiesta en la infancia. Sin embargo, no es exclusiva de los niños ya que los adultos también pueden desarrollarla en cualquier momento.
La característica esencial de la varicela son las ampollas que necen en diferentes partes del cuerpo. Sin embargo, existen otras características de la enfermedad como el malestar, fiebre y congestión nasal.
Y si tú o algún conocido se encuentra en esta situación, te compartimos la comida ideal para la recuperación rápida de la varicela . Cabe resaltar que ningún alimento puede curar la enfermedad pero sí ayudar a tratarla.
Rica ingesta de líquidos
Los líquidos juegan un papel fundamental en la enfermedad pues evitan la deshidratación del enfermo.
recomienda que además de agua, se puede incluir caldo de pollo, jugos naturales no ácidos y leche.
Tomar té de hierbas es una buena forma para la rehidratación del cuerpo y fortalece el sistema inmunológico. El Dr. Mercola destaca el té de manzanilla, de canela y de albahaca para las personas con varicela.
Frutas y verduras
Las frutas y verduras son básicas en cualquier dieta para mantenerse sano y la recomendación es que siempre se agregue algo de cada color pues los nutrientes que aportan al cuerpo son diferentes.
El doctor Joseph Mercola señala que con la ingesta de frutas y verduras frescas, el cuerpo obtiene fitonutrientes que ayuda a reforzar el sistema inmunológico. Además, es importante que no se incluyan alimentos ácidos pues puede provocar irritación en el caso de que haya llagas o ampollas en la boca.
Alimentos con el aminoacido lisina
Este aminoácido ayuda a tratar las lesiones causadas por la varicela y favorece a la cicatrización. La lisina se puede obtener del queso, leche, yogur casero, kéfir y el huevo.
Los alimentos de origen animal que también aportan este aminoácido son el pollo, la carne de res, el pavo y el hígado.
Alimentos para evitar
Y, así como existen alimentos que favorecen el tratamiento de la enfermedad, existen otros que agravan los síntomas. Entre ellos se encuentran los alimentos salados, que pueden provocar deshidratación; los picantes, los ácidos, alimentos duros o crujientes, alimentos procesados ricos en fructosa y grasas trans.