Graciela Ángeles es una mujer de decisión. Su mirada es certera y profunda. También sus palabras. Contagia de emoción escucharla hablar del Proyecto LAM —iniciales en honor de su padre, Lorenzo Ángeles Mendoza—. El legado de este hombre continúa con esta iniciativa que une difusión, conservación, colectividad y enseñanza horizontal. Estamos en Santa Catarina Minas , con un mezcal en mano. La radio del pueblo suena como fondo y atardece con el color de esas mandarinas que aromatizan el invierno.

Proyecto LAM, el legado de Lorenzo Ángeles Mendoza
Proyecto LAM, el legado de Lorenzo Ángeles Mendoza

Ella explica que el primer paso de esta iniciativa es generar información sobre magueyes y mezcales para luego poderla compartir con otros productores, a fin de hacer democrático el conocimiento. Lo ideal sería que a todos les interese conservar estas especies y su legado cultural. En la actualidad, se está generando, a través de estudios y registros pero el reto posterior es llevar estos datos a un lenguaje más entendible, siguiendo los modelos de las escuelas de campo y de estrategias para hacer accesibles los temas científicos para los campesinos.

LAM

vive en Real Minero y cuenta con la asesoría del biólogo Matías Domínguez Laso, quien es investigador y autor de diferentes publicaciones relacionadas con biodiversidad, además de que tiene su propia organización sobre temas ecológicos, CoatziNatura. Otro apoyo es el de William Scanlon y la importadora de mezcales Heavy Metl, quien da la voz hacia el exterior. También están en pláticas con el Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIECO) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el grupo del doctor Alejandro Casas, para iniciar el primer plan de investigación en 2019 sobre dos especies de agaves: americanas y Karwinskiis.

«Queremos hacer dos cosas el próximo año: generar una revista que sea bimestral o semestral. Luego, hacer pequeños cuadernillos con dibujos y una historia muy sencilla, como de cuento, para que se le pueda explicar a los otros la importancia de los polinizadores y de reproducir por semilla, así como el porqué hay que cuidar nuestros magueyes, qué pasa cuando los vendemos antes de que maduren y cómo hacer que crezca esta conciencia que hoy día, creo yo, se está perdiendo», explica.

Esta falta de valoración no es solo por ignorancia o desinterés sino por necesidad, misma que les hace vender el maguey, sin pensar en el futuro, dice. «Es responsabilidad de quienes están produciendo a escala mayor y comercializándolo de dar condiciones o certezas al productor para que, si siembran maguey, cuando esté maduro, tenga un precio mínimo de compra. Tenemos que hacer que esto se haga económicamente viable para el productor de maguey pues mientras no hagamos eso solo se va a estar depredando. Esta es una regla básica, y lo que necesitamos, por lo menos los productores, es autonomía», agrega.

Proyecto LAM, el legado de Lorenzo Ángeles Mendoza
Proyecto LAM, el legado de Lorenzo Ángeles Mendoza

Lo anterior es fundamental y empresas familiares como Real Minero conocen la problemática: estar a expensas de que vengan otras industrias a comprar materia prima es dañino. Deben existir condiciones para que los locales tengan la capacidad para comprar el maguey, a un

precio justo. Para ella lo ideal sería que Proyecto LAM fuera un centro de investigación. «Que empiece en una cosa muy pequeña, rompiendo la idea de que se hace investigación desde la academia o desde una universidad. Creo que todos hacemos ciencia, pero no sabemos que lo que hacemos es justo eso. Es lo que mi papá hubiera querido», agrega.

Opina que es un momento en el cual los investigadores pueden ser humildes y reconocer qué hay del otro lado. «Por fortuna, hay quienes sí lo ven así: saben que hay conocimientos que ellos no poseen y se acercan a trabajar con las comunidades. Si estos dos universos se entrelazaran, el mundo sería bien diferente», opina.

Por otro lado, narra que hay experiencias en otros países de América Latina donde se hace investigación desde las comunidades y considera que hay prejuicios que deben romperse, sobre todo en el ámbito laboral. «La idea que tienen algunos papás que les dicen a sus hijos que estudiar no es importante y sí lo es. Les dicen que lo mismo come el que estudia al que no y eso no es cierto. Si comemos, pero no comemos igual. Y está demostrado. Y sobretodo, en un país como México, de origen campesino. El campo tiene que comenzar a movilizarse con un discurso distinto. No a través de la negación, no a través del desacreditar a otros», enfatiza.

Proyecto LAM, el legado de Lorenzo Ángeles Mendoza
Proyecto LAM, el legado de Lorenzo Ángeles Mendoza

Para reunir fondos se lanzaron tres botellas edición especial de tres variedades distintas: San Martinero, Becuela y Tobalá. Graciela los define como prioritarios ya que dos de ellos, el Becuela y Tobalá , son silvestres. El San Martinero es un Karwinskii endémico de un pueblo que se llama San Martín (ella lo nombra como «agave de cerca» porque tiene la función de valla). «Con lo que hemos logrado vender ya vamos a tener para el primer folleto, unas postales y para los equipos que se van a adquirir. Es algo muy noble y creo que cuando la gente lo escucha, no necesitas explicarle tanto», añade Graciela.

Proyecto LAM, el legado de Lorenzo Ángeles Mendoza
Proyecto LAM, el legado de Lorenzo Ángeles Mendoza

Cada destilado trae un llavero elaborado por la bióloga Yesenia Gutierrez, originaria del Istmo de Tehuantepec. Hay tres tipos: abeja (Tobalá), colibrí (San Martinero) y murciélago (Becuela). «La idea es que cuando tú veas estos llaveros en otra persona te sirva para identificar que es del mismo clan, que está vinculada a un tema de conservación. Es justo la oportunidad que tenemos como consumidores de sumarnos a un proyecto real, tangible, saber que puedo visitarlo el día que sea y ahí está, estás viendo lo que se está haciendo. Y hay resultados», comparte.

Proyecto LAM, el legado de Lorenzo Ángeles Mendoza
Proyecto LAM, el legado de Lorenzo Ángeles Mendoza

Las ventas de estas producciones limitadas van en un 100% a LAM. De Becuela solo fueron 24 botellas; de San Martinero, 64 y de Tobalá, 100. Todavía hay disponibles y pueden pedirse más informes a info@realminero.com.mx (por esa vía se informa el mecanismo para hacer el pago y los datos para el envío a domicilio).

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