Un esponjoso pan marmoleado con chocolate llega a la mesa de reducidas dimensiones. Babka , le llaman. Se trata de un delicioso bollo de orígen judío , que pasa bien con un café caliente, pues el invierno me regaló una mañana fría. Ordeno un americano. Al primer sorbo, me veo obligada a preguntar sobre su origen. “Es de Chiapas, de Cafeólogo”, me dice Eduardo, uno de los sonrientes socios del lugar que, después, desaparece lentamente al ritmo de Amy Winehouse. A falta de un libro, que siempre es buena compañía, me entretengo observando los platos de las mesas contiguas y la silenciosa cocina abierta al otro lado del salón.

La carta se lee en pocos segundos. Todas y cada una de las opciones connota apapacho y, por si resulta importante, utilizan ingredientes orgánicos (que se reflejan en sus precios). Desde unos pancakes (a.k.a. hot-cakes) hechos con buttermilk , cubiertos con fruta de temporada, miel y queso ricotta ; un shakshuka: huevo pochado con jocoque, jitomate y especias, que remite nuevamente influencia judía ; hasta unos típicos y sabrosos chilaquiles bañados en salsa verde tatemada y chile morita, que suenan muy seductores.

Por recomendación , pido el latka de papa. Dícese de un pequeño círculo construído a base de papas ralladas fritas, cubierto por un huevo estrellado, coronado con lajas de jamón serrano y finalmente, un toque de hinojo (dicha descripción al cuadrado). Karen, la chef del local, es quien se encarga de llevar el desayuno a mi mesa. La presentación es impecable, por lo que no soy la única que se ve tentada a retratar sus alimentos. Acto seguido, rompo la yema para crear una cascada amarilla hacia la papa: la belleza de lo simple. La reminiscencia a los huevos rotos es inevitable. Aunque, siendo estricta, al huevo le faltó un poco de cocción y el nivel de sal en el plato me demandó un poco de agua o jugo recién exprimido. Lo cierto es que el lugar lleva poco más de un mes abierto, así que es comprensible. Niddo fue concebido de manera cuidadosa y es fácil darse cuenta a través de la planeación del espacio, el minimalismo del menú y la suma de ingredientes bien ejecutados. Además, el lugar le hace honor a su nombre, pues como pájaro que emigra y vuelve a su hogar, yo ya tengo ganas de regresar a probar más platos. Especialmente ese grilled-cheese sándwich que tanto he visto en Instagram.

Niddo

Dirección

: Dresde 2, col. Juárez

Tel

: 5525 0262 / Twitter: @_niddo

Horario

: mar-sáb 8:00-12:30 y 1:30-18:00 hrs. dom 9:00-15:30 hrs.

Promedio

: 250 pesos

Google News

Noticias según tus intereses