Buenas nuevas para el vino mexicano . La semana pasada, el Senado de la República aprobó la Ley General de Fomento a la Industria Vitivinícola, legislación que pretende impulsar, fomentar, promover y difundir las actividades relacionadas al sector vitivinícola en México.

Para quienes diariamente recorremos los caminos de la vid, la noticia es relevante en múltiples sentidos. Primero que nada, porque estamos en la antesala de la legislación que viticultores, enólogos, productores, sommeliers y demás integrantes del sector han venido demandando por años. Segundo, porque por fin existirá claridad en conceptos tan elementales como “vino mexicano”. Sí, mi estimado lector, esta iniciativa ofrece la primera definición real, precisa y digna de lo que puede considerarse Vino Mexicano: “es el vino producido con el 100 por ciento de uvas de origen mexicano y que además su contenido total es fermentado y envasado en territorio nacional”. ¡Punto! Recuerde que, hoy por hoy, cualquier fermentado de uva mezclado y ENVASADO dentro del territorio nacional puede comercializarse bajo el título de vino mexicano .

Hace un par de días platicaba con un colega de oficio acerca del contenido en dicha iniciativa. Entre lo más sobresaliente está la propuesta de creación de la Comisión Nacional de Fomento a la Industria Vitivinícola, una junta intersecretarial federal que trabajará con el propósito de incrementar la productividad y competitividad del sector. Además de definir las estrategias de fomento y verificar el cumplimiento de las normas oficiales, esta comisión impulsará temas como la investigación en torno a varietales y clasificaciones de uvas para vinificación, el desarrollo de mejores prácticas agrícolas, la generación de recursos para el campo y la promoción de rutas del vino y corredores enoturísticos, entre muchos otros. También vale la pena mencionar la integración y puesta en marcha del Registro Nacional de Productores Vitivinícolas, un padrón de productores de uva, embotelladores, comercializadores, distribuidores, importadores y exportadores de vino.

“¿Beneficios para el consumidor final?”. Le lancé la misma pregunta a un par de bodegueros el fin de semana. De entrada, la iniciativa ofrecerá una auténtica garantía de origen ( el tiempo de los caldos sudamericanos etiquetados como mexicanos parece haber terminado ), así como un sinfín de nuevos mecanismos para asegurar una mayor consistencia en términos de calidad, a mi juicio el punto más endeble de la industria vitivinícola nacional.

Concluiré diciendo que el futuro es promisorio, siempre y cuando la Ley sirva a todos los integrantes del gremio, chicos y grandes, sin atender a intereses políticos ni buscar el beneficio de unos cuantos jugadores.

—Carlos Borboa es periodista gastronómico, sommelier certificado y juez internacional de vinos y destilados.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses