La silueta de un gran elefante te da la bienvenida, a lado de objetos y productos de la India y Pakistán que comienzan a transportarte a ese rincón de Asia. Las paredes cobran vida con los colores y destellos de la tradicional tapicería de la región. El aroma que logra escapar de la cocina es una invitación urgente a sentarte en la mesa y comenzar la experiencia culinaria.

Fiel a la costumbre mexicana, una sonrisa en el rostro del mesero te recibe. ¿Qué va ordenar de beber? Respuesta simple: una cerveza. Tal vez debí pedir un típico lassie (el de cardamomo es muy bueno), pero la cerveza se ha convertido en fiel acompañante de mi comida. A lo lejos pareciera que suena el soundtrack de la película “ ¿Quién quiere ser millonario? ” El ritmo del sitar —típico instrumento de la música india— llega a ser hipnótico: por un momento te crees en otro lugar.

Al darle una ojeada al menú, qué ordenar se convirtió en algo complejo. Tras un intercambio de antojos y argumentos, logramos llegar a una decisión. Plática, risas y una cerveza con cardamomo fueron los acompañantes perfectos durante la espera.

Comienza el desfile de platos en la mesa . El sonido de las croquetas de carne sobre la plancha de metal fue el encargado de inaugurar el banquete. Seguido por un naan de ajo —pan típico—, arroz basmati , camarones hechos en tandoori —horno tradicional—, carnero en salsa vindaloo y una sopa de lentejas que deseé nunca terminara.

Por convención social utilicé cubiertos, la experiencia hubiera sido más auténtica al hacerlo con la mano. Los indios acostumbran comer así, ya que creen que la comida es divina y, para disfrutar de ella, hay que utilizar todos los sentidos. Si eso creen de la comida, algo deben estar haciendo bien.

Platos al centro de la mesa, tenedores y cucharas dibujaban líneas invisibles que se cruzaban para tomar un poco más de comida. Arroz mezclado con carnero , el naan usado como instrumento para “cucharear” y las lentejas… esas lentejas son una maravilla.

Y llegó la hora del postre . No ordenar un té chai sería un grave error, así que me fui por la segura. Además, un postre típico de leche ( rus malai ), una trufa de chocolate con cardamomo y un cheesecake adornaron la mesa. Tras unos minutos habían desaparecido.

Mi curiosidad me llevó a conocer el tandoor , horno tradicional de la comida de India y Pakistán . Un cilindro que alberga altas temperaturas —hasta 480 °C— y se utiliza para preparar platillos como el naan , croquetas y algunos platos fuertes. Los amables cocineros me mostraron el proceso de preparación del naan, esta vez de queso. No pude rechazar un pan recién hecho con queso derritiéndose en su interior. Eso ya era gula, pero deliciosa...

Tandoor

Ámsterdam 72, col. Condesa

5553 9592

@RTandoor

lun-sáb 13:00-20:00 hrs / dom 13:00-19:30 hrs.

$450 pesos

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