
Toma un vaso de agua primero: de acuerdo con el sitio Time, muchas personas que comienzan el día con café descubren que no beben suficiente agua natural para el final del día. Por ello a pesar de que la cafeína es un diurético, le niega al cuerpo el efecto deshidratante.
Evita lo artificial: se ha demostrado que los edulcorantes artificiales estimulan los antojos y están relacionados con un mayor riesgo de obesidad y diabetes tipo 2. Y aunque no tiene calorías, intenta beber café sin azúcar o usa una pequeña cantidad de azúcar real.
Prueba una "siesta de café": los efectos del café no se activan sino hasta aproximadamente 30 minutos después de su ingesta. Eso significa que si tomas una taza de café justo antes de tomar una siesta de 20-30 minutos, puedes despertarte sintiéndote con mucha energía.
Reduce tu cantidad a un paquete de azúcar: La American Heart Association recomienda un límite diario de seis cucharaditas de azúcar agregada por día para las mujeres. Eso deja poco espacio para el azúcar en el café, así que en lugar de ponerla desde un recipiente más grande, usa paquetes o una cuchara de medir. Pero si usas leche o crema, omite por completo el azúcar granulado.
Usa canela u otras especies: para reducir tu consumo de azúcar utiliza especias dulces como la canela, el jengibre, nuez moscada o clavo. Al agregarlas a tu café, además de aumentar el sabor y el aroma, las especias aumentan la ingesta de antioxidantes. (La canela tiene la ventaja añadida de ayudar con el azúcar en la sangre y la regulación de la insulina.)
Opta por leches de origen vegetal: las "leches" y cremas hechas de almendras, coco y otras fuentes vegetales pueden ser mucho más bajas en calorías que las cremas tradicionales; y a menudo se producen con ingredientes totalmente naturales y proporcionan grasas monoinsaturadas saludables para el corazón. Otro buen tip es agregarle una cucharada de mantequilla pura, lo hace cremoso y saludable.