Tacubaya poseía mansiones de descanso, iglesias, conventos, portales y acueductos enclavados en medio de una abundante vegetación –signo distintivo de la región- y rodeados de amplios jardines muy bien cuidados.

El estilo arquitectónico europeo , sobre todo el francés, predominaba en las construcciones: techos inclinados con tejas de pizarra y mansardas, columnas y escalinatas de mármol, aplicaciones de bronce forjado y muchos otros detalles que imprimían un toque de elegancia y distinción a esas casonas.

Los jardines con su desbordante vegetación, cuyos parterres floridos eran comparables a los de los palacios europeos; los huertos de olivos y frutales con hermosas fuentes coronadas por magníficas esculturas; los lagos y estanques; las verandas; las pajareras con aves multicolores; los invernaderos de flores exóticas, los kioscos y terrazas de vitrales emplomados conformaban el paisaje de estas opulentas quintas para deleite y admiración de moradores y visitantes”.

Fragmento extraído del libro: “Quintas de Tacubaya”

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