M ientras el calor de la tarde provoca bochorno, los habitantes de Tuxpan, Nayarit, que resultaron damnificados por el desbordamiento del río San Pedro, tras el paso del huracán Willa, buscan un refugio antes de continuar removiendo los escombros, lodo y basura.

En la colonia Emiliano Zapata, Angelita y su hijo Moisés observan cómo los militares quitan con los trascabos el lodo acumulado frente a su casa, después de que les ayudaron a retirar los restos de la puerta que obstruían la entrada.

Enfundada en ropa donada, la mujer recordó cómo en minutos el agua llegó a dos metros de alto. Ella, su esposo y su hijo se pusieron a salvo en el techo y subieron a Bola, Piri, Negro, Vago, Gringo, Rocky, Bombón, Canela, Poqui y Oso, sus 10 perros mestizos.

Ante la contingencia, la mujer de 58 años relató que no les dio tiempo de ir a ninguno de los cuatro albergues del municipio y tuvieron que permanecer en parte superior de su casa desde la tarde del 24 de octubre hasta el otro día. “Cuando pasaban la despensas nosotros corríamos, porque no teníamos agua, nada”.

A más de 20 días del desastre, la limpieza de los muros, aún con las huellas de la inundación con marcas de agua que llegan casi hasta el techo, parece casi interminable para la mayor parte de los 30 mil afectados en el municipio.

“La lluvia no nos afectó tanto, fue el agua del río San Pedro que se desbordó”, recordó Yasmín Martínez, mientras esperaba a su marido un costado del estadio Lorenzo López Ibáñez, donde se habilitó un hospital móvil.

Según autoridades de Protección Civil, las colonias Aviación, Beis, Altaranas, Francisco Villa, Morelos, Fortuna, Guadalupe Peña, La Piña, Pueblo Nuevo, Colosio y Shaurda fueron las más afectadas. En el momento más complicado se repartieron más de 3 mil comidas en la cocina instalada por el Ejército con el Plan DN-III-E, en el Parque Central de la cabecera municipal de Tuxpan.

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