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Cancún.— Después del evento que sufrió este jueves en la ciudad de Cancún, el reportero Rubén Darío Cruz regresó a trabajar. Se asume triste y con miedo, pero sin deseos de ser desplazado a otro estado por seguridad.
Más calmado, “sin adrenalina”, matiza sobre lo que vivió el jueves al salir del diario rumbo a su casa, y dice en entrevista con EL UNIVERSAL que son las autoridades las que determinarán si fue víctima de un intento de ataque, derivado de su actividad periodística o si fue confundido con otra persona.
Ya con mayor claridad, repasa lo ocurrido la noche del jueves. Confirma que después de las 18:00 horas se encontraba saliendo del periódico, cuando a la caseta de seguridad llegó un joven pidiendo ayuda porque “lo querían levantar”.
Rubén dice que, a la par de escuchar al muchacho, observó que en el lugar se encontraba un auto negro que, desde días atrás, rondaba la zona. Los escoltas que le fueron asignados por el Mecanismo Federal de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas habían clasificado como “sospechoso” ese auto.
El reportero se retiró y caminó hacia su coche. Rubén se registró a ese sistema federal desde hace algunos años, debido a amenazas recibidas en la ciudad.
Después de abordar el vehículo, en donde estaba el par de escoltas, decidieron tomar una ruta alterna hacia su casa. En el trayecto se dieron cuenta que el mismo auto negro los seguía, sin ser propiamente una persecución hasta que, al girar a la izquierda, en una de las calles de la Región 99, ese vehículo ya estaba detenido, de puertas abiertas, con dos hombres afuera de éste.
Uno de esos dos hombres, armado, se dirigió hacia el auto en donde se encontraba el reportero, lo que motivó que uno de sus escoltas, al ver que el sujeto se aproximaba, reaccionara y disparara.
Rubén precisa que él no vio el arma, pero los escoltas sí. Uno le dijo al otro “protégelo, protégelo”, él se agachó dentro del auto para cubrirse y, sostiene, escuchó al menos tres detonaciones más de arma de fuego, que lo dejaron aturdido y casi ensordecido.
Para ponerse a salvo se dirigieron al Centro de Readaptación Social (Cereso) de la ciudad, que era el punto más cercano, en donde fueron auxiliados por la policía.
“Efectivamente fue un evento de riesgo y el escolta detonó el arma; sí hubo más de un disparo y eso es lo que hoy, sin adrenalina y después de hablar con los escoltas, puedo decir. Pensando con cabeza fría, deducimos que, quizá pensaron que éramos policías ministeriales que íbamos a detenerlos. Quizá el joven que dijo que lo querían lastimar era parte del plan, quizá en realidad sí era una víctima. Pero aquí sigo trabajando y diciendo que no sé si fue una confusión, un evento planeado, pero tampoco puedo asegurar que fue un atentado. Que sean las autoridades las que digan lo que pasó”, indicó.
Esta mañana la gobernadora del estado, Mara Lezama, comentó en sus redes sociales que se encuentran en “constante” contacto con el comunicador y que solicitó a la fiscalía estatal esclarecer los hechos.
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