Con historias diferentes, pero resultados similares, 69 migrantes de Guatemala, Honduras y El Salvador desistieron de su búsqueda de asilo político y emprendieron el regreso a sus lugares de origen, apoyados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la cual les brindó un retorno seguro y gratuito.

En el primer viaje, la OIM proporcionó dos camiones de la línea Omnibus para retornarlos. La mayoría son mujeres hasta con cuatro hijos.

Ayer, a las 10:30 horas salieron de Ciudad Juárez rumbo a la Ciudad de México, ahí cambiarán de unidad para continuar su viaje hasta Guatemala, Honduras y El Salvador.

Una de las mujeres que abordó el camión explicó que decidió regresar a Guatemala porque cree que ya no tiene posibilidades de obtener asilo para ella y sus tres hijos. “Ya acudí a cuatro citas y en todas me han dicho que no hay elementos para que reciba este beneficio. Se supone que todavía puedo acudir a otras dos cortes, pero creo que no serviría de nada”, explicó.

Ella y sus hijos llegaron a Ciudad Juárez hace seis meses. Si decidiera intentar quedarse, podría pasar hasta un año para obtener una respuesta definitiva, “sería un año perdido”, dice.

El sacerdote Francisco Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante, explicó que estas 69 personas solicitaron retornar a sus lugares de origen pero manifestaron que no contaban con los recursos para hacerlo, es por eso que realizaron las gestiones ante la OIM para hacer el traslado de manera segura y sin costo alguno para los migrantes.

Aunado a las medidas de seguridad para los grupos, la Casa del Migrante y la OIM se encargaron de realizar los trámites para que las personas atraviesen el país sin inconvenientes de manera legal y garantizando el respeto a sus derechos humanos.

La partida del grupo causó gran expectación entre quienes decidieron esperar su siguiente cita, incluso hasta mediados del próximo año.

“Hay sentimientos encontrados, algunos tienen meses aquí y todavía deben esperar hasta un año, así que cuando los vieron partir, muchos sí empezaron a llorar porque sienten nostalgia”, explicó Ivonne López, coordinadora del Centro de Derechos Humanos de la Casa del Migrante. Tras la salida de estas 69 personas, en el refugio quedaron 311. Se esperaba que el número aumentara en el transcurso del día.

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