Pochutla.— La cena inició sin contratiempos. Distribuidas en mesas dispuestas sobre la playa, un centenar de personas disfrutan de la música, el clima templado y el sonido del mar. Los invitados platican animados, bailan, ríen. Nadie repara siquiera en que aquí la ropa no es necesaria.

Se trata de una cena “al natural”, una de las actividades que forman parte de la quinta edición del Festival Nudista 2020, que desde 2016 se realiza en Zipolite, una playa oaxaqueña donde la desnudez es algo cotidiano. Y la única del país que lo permite legalmente.

Los cuerpos morenos, blancos, tostados; generosos o menudos se deslizan por el lugar. Aunque la desnudez no es obligatoria, pocos sienten la necesidad de cubrirse ante quienes saben que piensan como ellos: en la posibilidad del cuerpo libre.

“Desnudarse es dejar atrás prejuicios, críticas, es liberarse y dejar lo que traes encima, estrés, problemas, preocupaciones…”, dice convencido Fabián, un hombre sentado junto a su esposa Sofía, quienes comparten mesa con otros dos matrimonios. Todos han adoptado la desnudez como estilo de vida, con la peculiaridad de que la practican en pareja.

Sofía, la esposa de Fabián, cuenta que en su caso llevan realizando nudismo 12 de los 15 años que tienen de casados. Ocurrió sin pensar, cuenta, cuando hace más de una década visitaron Zipolite en busca de un relax al estrés que vivía su esposo en lo laboral.

“Una vez que te quitas la ropa y experimentas esa libertad, el mar, la playa, no hay vuelta atrás. Vas a querer repetirlo”, agrega José, otro de los presentes en la cena de parejas y que por segunda vez repite su visita a Zipolite junto con Iliana, su esposa.

A diferencia de Fabián y Sofía, esta segunda pareja apenas lleva un año formando parte de la comunidad nudista, aunque José cuenta que desde joven tuvo la espinita de practicarlo, así que compartió la inquietud con su esposa y decidieron hacerlo.

“Lo primero que hice fue yoga desnudo. Yo, a lo que llegué, pero ella tardó un poco en adaptarse”, cuenta el hombre. Iliana agrega que ahora está más que convencida de realizarlo, sobre todo porque le dio una mayor confianza.

“Es reconocer tu cuerpo y estar bien con él. Hacer nudismo es aceptarte”, explica.

Fabián está de acuerdo y agrega: “Estábamos acostumbrados a ser lo que vestimos. La marca de reloj o joyería que usamos. Al estar desnudo no hay nada de eso: esto es lo que eres tú y no hay juicios en ello”.

Un estilo de vida

La plática entre las parejas continúa. Se conocieron hace un año en un evento en Veracruz, entidad de la cual son originarias las tres, pero de distintos lugares.

Los más callados son Elena y Jorge, los únicos  que piden que no se use su nombre real. Aunque la desnudez está presente en su vida diaria de una u otra forma, se trata de su primera vez en evento nudista y las otras parejas tratan de convencerlos para que sigan asistiendo.

La reticencia de Elena es el trabajo, pues el próximo evento será muy cercano a su zona laboral. “Yo entiendo. Eso siempre es un impedimento, cada uno tiene una vida profesional y laboral donde decir que eres nudista no siempre es aceptado o bien visto”, dice Sofía.

La razón, señala, es que no se ha logrado entender que el nudismo no tienen ninguna finalidad sexual y que incluso el morbo de ver un cuerpo desnudo desaparece. “Esa no es la intención. Lo que disfrutamos es esto, estar libres”, recalca Fabián.

La pareja está tan convencida que explica que para ellos el nudismo es un estilo de vida que puede practicarse en familia. Aseguran que aunque nunca han traído a su hija de seis años a un evento, porque temen que se aburra porque no hay tantos niños, cada vez es más común que familias enteras lo practiquen.

“Nosotros lo hacemos en casa. Llegamos y va para afuera todo, los tres. Mi hija tiene seis años y no tiene ningún prejuicio con la desnudez porque lo ve como lo que es, algo natural”, cuenta la pareja, que a lo largo de los 12 años han vivido el crecimiento de la comunidad y el incremento de la oferta de lugares y eventos. Ellos  tratan de ir al menos a dos por año.

De acuerdo con Juan Marcos Castañeda, uno de los organizadores del Festival Nudista Zipolite 2020, la comunidad que practica nudismo en México poco a poco ha echado raíz y, como muestra, indica que el festival arrancó en su primer año con 2 mil visitantes y esta edición espera romper la cifra de 6 mil; 70% nacionales.

Según la Federación Nudista de México, en el país existen al menos ocho comunidades que tienen presencia en Ciudad de México, Jalisco, Aguascalientes y Nuevo León, entre otras. Y siempre buscan sumar a nuevos grupos.

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