Tlapa.— El nuevo hospital IMSS-Bienestar de Tlapa, en la Montaña de Guerrero, está en una región donde la atención médica de tercer nivel es una necesidad. Aquí, la anemia avanzada es un diagnóstico común y las familias carecen de recursos para pagar estudios y medicinas que el nosocomio no tiene.
En la última semana tres casos han puesto en evidencia las carencias con las que opera actualmente este hospital, puesto en marcha en abril pasado y que todavía no ha sido inaugurado formalmente.
El hospital lo comenzó el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
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El exmandatario anunció que tendría 25 consultorios de consulta externa, un área de urgencias, 90 camas censables y 51 no censables, tres quirófanos, dos salas de endoscopia y todo el personal: enfermeras, médicos generales y especialistas.
Para su construcción se invirtieron 2 mil 400 millones de pesos y 650 millones más en equipamientos. En su momento, López Obrador afirmó que sería un hospital de tercer nivel, que cubriría todas las necesidades de atención médica en la región, que lo necesita y mucho.
Sin embargo, a la fecha no cuenta con servicio de laboratorio clínico, ultrasonido y carece de medicamentos. Incluso, la falta de médicos especialistas fue reconocida hace unos días por la presidenta Claudia Sheinbaum.
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“[En Tlapa] el problema es que requiere médicos especialistas que aún no se han podido contratar para irse a esa zona”, dijo la Mandataria.
El 22 de agosto, cuando Sheinbaum Pardo encabezó una supervisión en el hospital, en el área de pediatría estaba Juana, de 17 años —nombre ficticio para proteger su identidad—, diagnosticada con hepatitis A y anemia grado III.
El médico que la atendió pidió que realizaran los estudios clínicos de VIH y VDRL y que le administraran albúmina humana a 20%, la proteína más fuerte que contiene la sangre.
A la familia de la adolescente le informaron que no funciona el laboratorio clínico del hospital y tampoco tenían la albúmina humana, por lo que debían buscar un laboratorio para los estudios y comprar el medicamento.
Fue hasta la madrugada del domingo que la trasladaron a un hospital de la Ciudad de México para que recibiera la atención especializada que requiere.
El caso de Pedro
El 26 de agosto, Pedro, nombre ficticio para proteger su identidad, un bebé de ocho meses de nacido, fue diagnosticado con el Síndrome de Dificultad Respiratoria —que es una afección en recién nacidos, especialmente prematuros, por falta de desarrollo pulmonar—, neumonía, adquirida en la comunidad y también anemia grado IV, la más grave.
El médico pidió que le realizaran un perfil tiroideo.
A Pedro lo trasladaron sus padres desde la comunidad de Montealegre, en el municipio de Malinaltepec, a unas tres horas de distancia de Tlapa.
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Al igual que a la familia de Juana, a la de Pedro le dijeron que buscara un laboratorio privado para que le realizaran el perfil tiroideo, porque en el hospital no realizan ese estudio.
La familia, por falta de dinero, tuvo que acudir al Centro de Defensa de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan para que les ayudaran a pagar el análisis clínico. Su costo: mil 100 pesos.
Hasta este jueves se sabía que el centro los iba a apoyar.
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Niños, los que más requieren la atención
Los diagnósticos de Juana y Pedro, ambos con anemia, no es casual, son resultado de las condiciones de pobreza y marginación en las que viven los casi 400 mil pobladores de los 19 municipios que integran la Montaña.
Un médico, que pidió la reserva de su nombre, informó que en el centro de salud de Metlatónoc —el segundo municipio más pobre de Guerrero— al mes ofrecen unas mil consultas; de cada 10 pacientes que reciben, seis son niñas y niños. El principal diagnóstico: deshidratación por diarreas mal cuidadas.
El médico enlista las razones por las que las niñas y niños llegan deshidratados al centro de salud por las diarreas. Uno: la falta de agua potable en sus comunidades. Dos: la lejanía con un médico para recibir atención oportuna y la dificultad, por la falta de dinero, para trasladarse a un hospital. Y tres: la pobreza, los menores de edad no cuentan con una alimentación nutritiva, comen lo que pueden y tienen las defensas bajas.
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La tarde del 27 de agosto integrantes del Frente Popular de la Montaña se manifestaron afuera del nuevo hospital. Denunciaron negligencia médica y falta de medicamentos.
Afirmaron que en el hospital operaron a una niña del apéndice y le perforaron el intestino grueso.
“La niña comenzó a tener mucha fiebre porque por la herida se le comenzó a salir excremento, no pus, la tuvieron que intervenir por segunda ocasión. El director [del hospital] argumenta que es infección por la primera operación; sin embargo, la segunda especialista le dijo a la familia que la gravedad de la niña no se debe a una infección, sino a la perforación del intestino”.
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