Monterrey.— A tres años del ataque a balazos en el Colegio Americano del Noreste, en la capital de Nuevo León, donde un alumno abrió fuego contra su maestra y compañeros, Luis Fernando Ramírez González, sobreviviente de aquella tragedia, aún carga con las secuelas.

Entonces estuvo dos meses hospitalizado y 15 días en terapia intensiva por un impacto de bala en la cabeza. Ahora lucha todos los días para tratar de escribir y caminar de manera normal, como lo hacía hasta antes de las 8:51 horas del miércoles 18 de enero de 2017.

Debido a la lesión cerebral perdió movilidad, principalmente en la parte derecha del cuerpo. Tuvo que aprender a escribir con la mano izquierda. Los lunes, miércoles y viernes debe ir a terapias de una hora y media o de una hora para ejercitar los músculos de piernas y brazos.

Además de cumplir con su horario escolar y tareas, como cualquier otro estudiante de preparatoria, Luis Fernando debe mantener un promedio mínimo de 85 para conservar la beca que le otorgó la Universidad de Monterrey (UDEM) al salir de la secundaria. El semestre pasado, el tercero, lo aprobó con una calificación de 91.2.

También se da tiempo para dictar conferencias a fin de exponer a otros jóvenes cómo ha sobrellevado su situación y así influir para que no haya más casos como lo que ocurrió en Torreón el viernes 10 de enero.

Más que anclarse en el pasado, el joven de 17 años enfoca sus pensamientos y acciones hacia adelante, y mantiene su sueño de llegar a ser guionista y director de cine.

Aurora González García, madre de Luis Fernando, relata que la clave para sortear las dificultades es el apoyo familiar, pues hay ocasiones en las que el joven se cansa de las terapias, y los demás le dan “un empujón” para que continúe.

Dice que la actitud de Luis Fernando, sus palabras y logros en rehabilitación ayudan para que no se amarguen la vida por lo que pasó, y en cambio utilicen esa experiencia para evitar hechos similares.

El muchacho da conferencias en escuelas para hacer conciencia de que se puede salir de un problema difícil, “pero es mejor que los muchachos se cuiden y que los papás estén alerta de cualquier comportamiento que no parezca normal”, comenta Aurora, quien también da pláticas para padres y busca incidir positivamente en las familias.

Comenta que durante un año y medio anotó en un diario todas las vivencias que tuvieron a raíz del incidente en el que resultó herido su hijo, y después ha ido registrando los hechos más importantes relacionados con su tratamiento y recuperación, material que pretende publicar en en un libro que empezó a escribir y el cual desea continuar junto con Luis Fernando.

En un recuento sobre los últimos tres años, dice que Luis Fernando se ha recuperado mucho, pues de haber estado dos meses en el hospital, 15 días de ellos en terapia intensiva, el joven ya no usa silla de ruedas, camina casi solo y este lunes inició su cuarto semestre de preparatoria en la Universidad de Monterrey.

En primer semestre, Luis Fernando iba en silla de ruedas, una enfermera estaba con él en todas las clases para ayudarle en las anotaciones y recordarle muchas cosas que se le olvidaban, porque el balazo en la cabeza le afectó la memoria de corto plazo, pero la está recuperando.

En segundo semestre, el joven empezó a escribir, la enfermera ya no estaba tanto en el salón, pero todavía usaba la silla de ruedas; en tercer semestre ya no usó la silla de ruedas y se quedaba solo toda la clase. Sin embargo, la presencia de la enfermera era importante, sobre todo para apoyarlo en cuestiones de movilidad y por si había que cambiarse de un salón a otro.

Su madre señala que lo más difícil ha sido hacer sus anotaciones con la mano izquierda, que aprendió a usar “desde cero”.

Aunque las terapias pueden parecer tediosas, cansadas y a veces dolorosas, Luis Fernando las acepta como algo necesario.

Asegura que el joven ha avanzado en la cuestión cognitiva y en lo físico. Señala que para su familia ha sido algo muy natural, porque están todos los días con él, pero otras personas dicen: “Yo recuerdo que venías en silla de ruedas y no te podías mover, es increíble que ya estés caminando y hablando”.

“Los médicos y los neurólogos siempre me preguntan si puede hablar porque la lesión que recibió en la cabeza afecta esa función... y él habla de más. Antes se trababa, ahora cada vez es más fluido y —como lee mucho— su vocabulario es amplio al hablar y al redactar”, señala la madre de Luis Fernando.

Por los avances en su recuperación “estamos contentos y a la vez tristes y angustiados, porque siguen pasando estas cosas”, dice Aurora en referencia al ataque registrado la semana pasada en Torreón.

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