Pachuca.— Vivir la pandemia de en el epicentro mundial de la enfermedad, en un país que no es el tuyo, donde el encierro es frío e inclemente no sólo por el clima, sino por estar solos, a miles de kilómetros de los que amas, así es la vida de los migrantes en Nueva York.

Mario García es un hidalguense de 55 años, originario del municipio de Mixquiahuala.

Ha pasado en Estados Unidos 35 años, y se dedica a la construcción, cuenta a EL UNIVERSAL, vía telefónica.

Él como otros mil 500 hidalguenses vive en Nueva York, en el área de Long Island, donde ven pasar los días desde la ventana, porque salir a la calle no se puede; además, tampoco hay a qué salir: no hay empleo ni dinero.

Refiere que en 1984 llegó por primera vez a Estados Unidos, atraído por la bonanza que decían tener otros migrantes. Así decidió probar suerte, la cual le favoreció y en 1986 obtuvo la residencia, pero aun así, la vida allá no es fácil, mucho menos en estas condiciones, dice.

El ahorro es la tabla que sostiene a los migrantes, juntan lo más que se pueda y envían dinero a sus comunidades, pero desde hace varias semanas esto cambió.

Mario explica que ellos, los migrantes, no podrán ser beneficiarios de los programas sociales que implementará el gobierno estadounidense ante la pandemia de Covid19. Además, no hay empleo.

“Los gringos son muy celosos con su salud, no nos dejan ni acercarnos a ellos, muchos estamos sin hacer nada desde hace días”, lamenta.

Para poder costear la renta, Mario vive con otros 10 hidalguenses en una casa de cuatro habitaciones, sala y cocina. En cada recámara duermen dos, y dos en la sala.

Esto, dice, les causa preocupación, ya que al menos dos o tres de ellos deben salir a trabajar.

Saben que el hacinamiento y compartir espacios es riesgo de contagio, pero no hay mucho qué hacer, así que se apegan a las medidas sanitarias de lavarse las manos, usar gel y limpiar con cloro, aunque no saben si es suficiente.

Con lo básico para sobrevivir

“Nosotros nos levantamos temprano, a las seis de la mañana, pero estos días no hemos dormido, estamos pendientes de las noticias de saber cómo están las cosas, es la angustia de todos los días”, relata.

Cuenta que en estos días se quedan en casa sin hacer nada. Aunque no hay nieve, las temperaturas tampoco son altas, llegan a ocho grados centígrados, así que mejor se quedan encerrados.

Mario dice que una de las partes más difíciles es ir al supermercado: “Ves a los gringos salir con sus carros llenos de víveres y nosotros tenemos la disyuntiva de tener comida o nuestras familias en México. En mi caso, allá en el pueblo están mis cuatro hijos y mi esposa, ellos son adolescentes y van a la escuela, hay gastos que no se pueden parar. Entonces, lo que hacemos es comprar lo básico para sobrevivir.

“La cuarentena ha sido difícil —insiste— ya no es como antes, que el día de descanso lo ocupabas para descansar, lavar o hablar con la familia, la dinámica cambió.

“Ahora tenemos que cocinar. Somos hombres de campo, de la construcción, que no hacíamos eso porque comprábamos el lunch en la calle y ahora tenemos que cocinar o al menos tratar de hacerlo, porque no sabemos”, lamenta.

Explica que algunos ya se quieren regresar, pero no pueden por miedo a contagiar a su familia.

El grito de auxilio

Mario también preside la organización Migrantes Impulsores del Desarrollo, y lanza un grito de ayuda: “Necesitamos que el gobierno nos ayude, que haya posibilidad de regresar con un respaldo”.

Recuerda que la comunidad migrante sin documentos está totalmente desprotegida. Señala que el gobierno de Estados Unidos dará mil 500 dólares, pero a personas que ganan un salario, y no será para los migrantes.

“El trabajo es escaso. Apenas acabó la temporada el frío y no hay suficiente empleo, y ahora con la pandemia se recrudeció [el desempleo], son golpes a la economía.

“A mí me enviaron un comunicado del consulado para recibir ayuda, pero sólo es para quien tiene seguridad social y ese número de seguro social sólo lo tienen los ciudadanos y residentes”, explica.

Mario precisa que de 315 mil personas de la comunidad hidalguense en Estados Unidos, sólo 15% podría obtener un apoyo.

Acusa que el consulado de México sólo envía ligas por internet de apoyos del gobierno estadounidense, que no son para mexicanos.

En Nueva York hay unos 2 mil hidalguenses y sólo 1% puede tener algún beneficio, dice.

“Quisiéramos que el gobierno de México, a través del consulado, nos pudiera ayudar, no sólo reenviar las ligas de los apoyos que da el presidente Donald Trump, nosotros tenemos nuestro propio gobierno”, insiste el mexicano.

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