Mazunte.— Audelia se derrite de calor, viene huyendo del frío de la Ciudad de México. Su sudor tiene mucho que ver con su brincoteo al ritmo de la fusión entre la música electrónica y el jazz, mientras sorbetea una cerveza en medio de una multitud que casi llena el campo deportivo del Pueblo Mágico de Mazunte, en Oaxaca.

Este es el tercer año que Audelia Hernández, una mujer de mediana edad, visita Mazunte motivada no sólo por el mar y el buen clima, sino por la música del Festival Internacional de Jazz y Algo Más, que cada año atrae a más visitantes, la mayoría jóvenes que, a diferencia de Audelia, arriban por la fiesta más que por las propuestas musicales.

Los habitantes de Mazunte no se quejan por la visita de más de 7 mil personas durante tres días. Ellos quieren más festivales al año, pues el pequeño pueblo, de una sola calle, se llena a reventar.

Los restaurantes y los hoteles apenas y se dan abasto, no se diga el servicio del transporte público (taxis y camionetas) que trasladan a los visitantes hasta entrada la madrugada. No hay un solo habitante de Mazunte que no se beneficie de la derrama económica que dejan los amantes del mar, la fiesta y el jazz. Para esta edición, la numero 14, el beneficio se calcula en 16 millones de pesos.

“Nosotros estamos felices con este festival, ojalá y tuviéramos otros tres festivales así al año, porque llegamos al tope en todo, además se benefician nuestros hermanos de Zipolite, Ventanilla, San Agustinillo. Todos en el pueblo nos beneficiamos. Aunque Mazunte nunca se queda sin visitas, todo el año hay gente, estamos satisfechos con este evento”, comenta Alberto López Vásquez, transportista y dueño de cabañas.

Para el artista costeño Fernando Amaya, el festival logra su objetivo de inyectar dinamismo a la economía en la temporada baja de este destino turístico. Pese a ello cuestiona si en estos más de 10 años ha logrado elevar la calidad de la propuesta musical, pues explica que la cartelera la llevan autoridades más que conocedores.

Durante tres noches Mazunte se envolvió no sólo en el calor y la brisa del mar, sino de diversas propuestas alternativas de música electrónica, regional, hip hop y jazz. El cIerre del encuentro estuvo a cargo de la Ronda Bogotá, que le rindió homenaje a Celso Piña.

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