Oaxaca.— Como en una cadena de dominó que no termina, el atípico regreso a clases a distancia por la pandemia de Covid-19 ha golpeado a un giro comercial eternamente ligado a las clases y los estudiantes: las papelerías.

Con más de cinco meses con actividades detenidas, pues no se consideran un rubro esencial, ahora las papelerías se enfrentan a un modelo de educación virtual con los niños estudiando desde casa, lo que ha relegado la utilización de útiles, desde mochilas hasta libretas, lápices y colores.

EL UNIVERSAL recorrió siete papelerías en la ciudad de Oaxaca y su zona conurbada, de las cuales tres cerraron ante la crisis y ahora sólo se observan las cortinas cerradas y los rótulos, y en otras hasta eso ya borraron; mientras, el resto sobrevive tras despedir a empleados y con ingresos menores a 50 pesos al día, vendiendo lápices y plumas.

“La pandemia nos ha afectado demasiado, hemos tenido que correr a personas que trabajaban con nosotros porque no da para más, sólo para cubrir los gastos de renta y de luz, y algo de mercancía básica. Esperábamos que con el regreso a clases aumentaran las ventas, pero por la modalidad no es así”, dice Damián Morales, quien atiende el negocio familiar en el Centro Histórico de la capital.

Lamenta que muchas papelerías hayan quebrado, y calcula que las ventas han caído entre 80% y 90%.

“Nuestra temporada empieza dos semanas antes del inicio de clases, se veían las filas y los lugares saturados. Ahora, si bien nos va, llegan 10 personas, es lamentable porque 50% de las ventas anuales se da en esta temporada”, agrega.

El dueño de la papelería Bambinos, ubicada en Santa Lucía del Camino, cuenta que vende en promedio 30 pesos diarios de mercancía, principalmente lápices, gomas y plumas, lo que no le alcanzaría ni para pagar la renta del local, aunque en su caso al estar el local en su vivienda, esa parte está cubierta.

Ahora, lo que le deja más ingresos es que los padres de familia, también buscando economizar, acuden a él para reciclar hojas limpias de cuadernos, las cuales corta y engargola por 18 pesos, en contraste con los 23 o 25 que cuesta una libreta nueva, pues “cinco pesos son cinco pesos”.

De acuerdo con Alejandro Ríos Castillo, dueño de La Marzadita, la situación que viven las papelerías no parece que vaya a terminar pronto, pues la lista de útiles que les solicitan a los niños en este modelo a distancia no supera los 100 pesos, y se compone principalmente de algunas libretas y lápices, cuando en otros años el monto vendido era de unos 350 pesos por alumno.

Según Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), lo que viven las papelerías de Oaxaca es un fenómeno nacional, puesto que la pandemia paralizó a toda “la industria del regreso a clases” y según estimaciones de la alianza, estos giros están vendiendo 10% y se están quedando hasta con 90% de las mercancías.

“Estos comercios viven de estas fechas, que es cuando más venden. Por eso se le llama ‘hacer su agosto’”, lamenta.

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