El Cinchado, Guatemala.—

Más de mil hondureños evadieron los controles y rompieron un cerco policial en el puesto fronterizo guatemalteco de Agua Caliente, informó ayer la agencia AFP, al tiempo que se reportaba que más de 3 mil migrantes, que forman parte de una caravana, avanzaban en su ruta hacia Estados Unidos.

Decenas de agentes guatemaltecos fueron desplegados en zonas cercanas a las fronteras para verificar que los hondureños que avanzaban en su territorio hubieran pasado por el control migratorio, requisito para entrar al país, según acuerdos regionales.

Igualmente, revisan que los niños estén acompañados por alguno de sus padres o un tutor.

Las fuerzas guatemaltecas encargadas del control de la caravana reciben apoyo de Estados Unidos, que desplegó un “número limitado” de funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), informó a AFP un vocero de la embajada estadounidense en ese país sudamericano.

Dos caravanas, una de alrededor de 300 personas y otra de mil 500, salieron la noche del martes de San Pedro Sula, Honduras, y el miércoles iniciaron su ingreso a Guatemala, donde se han dispersado.

Un grupo de 300 migrantes —entre adultos, adolescentes y niños— salió de un albergue en Entre Ríos, Guatemala, y caminó durante seis horas bajo la lluvia hasta llegar a la localidad de Morales para comer y descansar. Ahí se encontraron con la policía, que les solicitó sus documentos de ingreso. Como casi todos habían entrado a Guatemala de forma irregular y no tenían la documentación debida fueron colocados a bordo de tres autobuses de color gris y retornados a la frontera con Honduras.

De acuerdo con reportes de prensa, el encuentro se produjo sin violencia, aunque algunos de los migrantes lloraban y suplicaban que se les permitiera continuar, pero los policías no lo permitieron.

El instituto migratorio guatemalteco informó que entre la noche del miércoles y este jueves, mil 612 hondureños ingresaron a su territorio por el paso de Agua Caliente con su documentación reglamentaria; otros 662 entraron por El Cinchado (noreste). Un total de 2 mil 274 personas.

Unos 200 migrantes se encontraban la tarde del jueves en el departamento de Petén, cerca de la frontera con México. Otro centenar llegó al paso de Tecún Umán, colindante con México, siguiendo la ruta de caravanas anteriores.

Este nuevo grupo enfrenta la advertencia de que no se le permitirá entrar en México, reiteró ayer el presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei.

Un nuevo intento

Entre los cientos de migrantes está Génesis Fuentes, una hondureña de 19 años que formó parte de la primera caravana en octubre de 2018. Relató que en ese entonces pudo llegar a Mexicali, donde vivió durante cinco meses trabajando como mesera. Dijo que cuando cruzó la frontera hacia EU fue detenida por agentes fronterizos y fue deportada en mayo pasado.

Vestida con camiseta roja, una sudadera con capucha, pantalones de mezclilla y sandalias, Génesis aseguró que se unió a la caravana porque en su país no hay trabajo. “Desde que nos deportaron no hemos encontrado trabajo”, insistió.

En tanto, el gobierno de Honduras responsabilizó a grupos criminales y “políticos sin escrúpulos” de organizar las caravanas y pidió a sus ciudadanos no exponerse.

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