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Villahermosa, Tabasco

Acusado del delito de trata de personas, Juan “N”, oriundo del estado de Tlaxcala, se prepara para realizar el papel más importante de su vida, el de Jesucristo, en la representación del Viacrucis que desde hace 12 años se escenifica en el Centro de Readaptación Social del Estado de Tabasco (Creset).

Son más de 60 los reos que en esta ocasión tendrán alguna intervención en las actividades del Viacrucis, el cual inició el Domingo de Ramos y concluirá con la misa de Resurrección, y el cual se viene preparando desde hace dos meses, de lunes a viernes, de 11:00 de la mañana a las 3:00 de la tarde, en el patio central, justo frente a la iglesia católica San Maximiliano María Kolbe, un sacerdote franciscano que murió mártir en un campo de concentración nazi al ofrecer su vida a cambio de la de un padre de familia condenado a muerte.

Por segunda ocasión, Juan “N” llevará el papel protagónico en esta representación. Antes, cuando estaba en libertad, no participaba en las actividades de la Iglesia católica, su vida era trabajar de chofer en un taxi y en un taller mecánico, estar con su esposa y sus tres hijos. Sin embargo, cometió el error de meterse con la persona equivocada y ahora lo está pagando, dice.

Fue invitado por el coordinador del Viacrucis y aceptó: “Es una forma en la que Dios me habló para que yo me acercara un poquito más a él, lo hago con gusto, lo hago con amor”, relata a EL UNIVERSAL mientras sostiene la cruz de madera, de poco más de cinco metros de altura, que cargará en los próximos días.

Juan “N” dice que si tuviera la oportunidad de pedir perdón, sería a su madre, esposa y a sus tres hijos; ahora se siente más cerca de Dios, de las cosas buenas y se siente en paz. Extraña a su familia, que no puede visitarlo porque vive en Tlaxcala. Él dice que no entiende aún por qué lo detuvieron en su estado y lo trasladaron hasta el penal de Tabasco.

“Espero en Dios salir de este lugar, porque estoy aquí por un error que yo cometí, por haberme metido con una persona que no debí haberme metido, pero espero en Dios salir de aquí y retomar mi vida, y estar al lado de mis hijos otra vez”, comenta.

“Sí, me siento traidor”. En el papel de Judas estará Valentín “N”, de oficio carnicero y detenido por secuestro. Se siente identificado con este personaje, porque él traicionó a su familia.

“Judas fue quien traicionó a Jesús, yo igual me siento así, por el lugar donde estoy, por no seguir los pasos de Jesús allá afuera, pues ahorita lo estoy haciendo aquí en este lugar. Sí me siento traidor; si yo no hubiese traicionado allá afuera, no estuviera aquí adentro, sí me identifico con este lugar”, relata.

Parado en la iglesia que se ubica en el interior del Creset, ahí frente a la imagen de Jesucristo crucificado, a sus 24 años Valentín “N” se siente nervioso, pero también emocionado porque participará en la representación del Viacrucis, el cual será visto por las familias de todos los reos que son invitados a presenciar todos lo actos desde el Domingo de Ramos hasta la misa de Resurrección.

“Pediría perdón más que nada a mi familia, a mi mamá, por haberle fallado, por hacerla traer esta cruz de que me viene a ver; ella no debería estar pasando esto, está sufriendo demasiado, a ella le pediría perdón, más que nada”, señaló Valentín, quien se dice listo para personificar a Judas, el apóstol que traicionó a Jesús.

Jorge Armando “N”, acusado de homicidio y robo de vehículos, y Carlos, detenido por robo, serán quienes personifiquen a Gestas y Dimas, los dos ladrones que fueron crucificados junto a Jesús. Ambos se preparan todos los días en los ensayos para el Viernes Santo, que es el día más representativo del Viacrucis.

Jorge Armando “N”, antes de ser detenido trabajaba de chofer de pochimóviles y ha representado a Gestas por siete años. Dice que el momento más emotivo para él es cuando está arriba, crucificado en la cruz. “Pues ahí es cuando llega el arrepentimiento de uno, ahí es donde sientes lo que sintió él [Jesús]”, apunta.

Esta representación de la crucifixión de Jesucristo es coordinada por Jorge Luis “N”, quien purga una condena por el delito de violación. Lleva 14 años en el Creset y nunca había participado en actividades religiosas. “Me siento bien conmigo mismo, lidiar con ellos; los aconsejo, porque a través de eso también he ido cambiando y aquí también soy el presidente de la Legión de María”.

La actividad se realiza cada año en el penal estatal que, por primera vez en siete años, en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria, elaborado por la CNDH, logró una calificación aprobatoria de seis.

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