San Pedro y San Pablo Ayutla.— Cada 1 de agosto marca una temporada de incertidumbre para el pueblo ayuujk (mixe): el señor Hambre se encarga de visitar los hogares de esta comunidad para percatarse de que si de sus cocinas emana el calor del mä’ätsy.

Chiles, jitomate, calabaza, pepitas y abundante maíz son los ingredientes reunidos de los que nace un platillo ceremonial con el cual todos los pueblos mixes agradecen a la madre naturaleza y conjuran una plegaria para que la angustia del hambre desaparezca con una fértil cosecha.

El mä’ätsy o “machucado” recibe su nombre a partir del verbo en ayuujk “mä’äts”, que se traduce como juntar, revolver o apachurrar; hay muchas historias alrededor de este platillo, pero todas parten de un trágico malestar: el hambre.

Así lo explica Carlos Sigüenza, impulsor de la cultura ayuujk en Ayutla, quien detalla que cada 1 de agosto en toda la región mixe están comiendo esto, como un ritual, ante el temor de que se termine el maíz, resultado de la cosecha anterior.

Sobre esta incertidumbre, Carlos abunda que, como en julio y agosto el maíz apenas echa su flor y empieza a crecer, es joven y todavía no hay mazorca. Entonces, para su pueblo es importante avivar la esperanza de que de aquí a noviembre llegue a ser jilote, a pesar de las lluvias, sus predadores o que las circunstancias puedan impedir que el maíz florezca, que por cierto, menciona Sigüenza, la cosecha coincide con la fecha de celebración de los muertos.

Ante esta inseguridad de que el maíz florezca, los pueblos mixes preparan un ritual que nace en sus cocinas. Éste comienza con la preparación de varias memelas que se ponen en el comal y antes de estar cocidas por completo se sacan y se destruyen con las manos o se pasan por el metate, sin importar lo caliente que esté.

Lo resultante de ello se amasa de nuevo para hacer una bola que se colocará en una olla de barro, previamente calentada al fuego, al punto de arder y asentada en el suelo sobre las brasas del comal donde se prepararon las memelas. Inmediatamente después se añade a esta bola una salsa tradicional, aderezada con los secretos del rincón mixe y que con el calor de la olla burbujea.

Sigüenza precisa que el ritual del machucado básicamente consiste en comer abundantemente tortilla y agradecer, tanto a las deidades mixes como a la madre naturaleza.

Agradecer y pedir que no falte el maíz y no entre el hambre a sus hogares, pues al saberse que ellos mismos están hechos de maíz, la angustia de que este cultivo falte sólo puede honrarse a través del machucado, comiendo alrededor de éste, palpando su calidez, acompañado con quelites, tepache o pulque.

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