Las lluvias atípicas generadas por las “Amanda” y “Cristóbal” afectaron hogares, cultivos, vías de comunicación y transporte en la Península de Yucatán, dañando el 80 por ciento de los apiarios y parcelas que son la base de ingreso económico de familias campesinas que forman parte de la Alianza Maya por las Abejas Kaabnalo’on, que estimó los daños en más de 30 millones de pesos.

El principal impacto se ubica en Hopelchén, Campeche, donde las afectaciones se reportan a un 100%, indicó el colectivo.

Por separado, apicultores entrevistados dijeron a EL UNIVERSAL que las carreteras quedaron destrozadas y los cultivos inundados, por lo cual tampoco se puede acceder a varias zonas.

Para apoyarles, se han organizado brigadas comunitarias para entregarles alimentos, porque en la zona se cocina con leña y ahora ello es imposible.

En Quintana Roo se perdieron muchas colmenas y cultivos ; las cooperativas campesinas que venden carbón no podrán producirlo.

“Recuperarnos de las pérdidas generadas por las tormentas nos tomará años. Por esto, solicitamos el apoyo de colectivos, organizaciones, academia, instituciones y sociedad civil en general, para tejer redes de colaboración que nos faciliten reconstruirnos entre todes (sic).

“Debemos sumarnos para exigirle al gobierno de México que atienda y ponga en marcha nuestras propuestas, construidas a lo largo de varios procesos generados desde la comunidad, que abonan a la conservación del patrimonio natural y cultural de nuestro país”, expresó la Alianza Maya por las Abejas Kaabnalo’on, en un pronunciamiento.

El escrito se dirigió al titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Víctor Toledo Manzur; al titular de la Secretaría de Agricultura, Víctor Manuel Villalobos; y al titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Suárez, quienes conocen las amenazas que enfrenta la Apicultura , desde diciembre de 2018 y no han actuado para brindar soluciones.

La Alianza, que suma a grupos de más de 300 familias de apicultores y apicultoras mayas en Campeche, Yucatán y Quintana Roo, indicó que las tormentas que azolaron la región, no sólo son consecuencia del cambio climático, sino el fomento a un pretendido modelo de progreso y desarrollo que ha significado la pérdida de miles de hectáreas de selva y el envenenamiento del agua, por el impulso y tolerancia a actividades de agroindustria y construcción de granjas porcícolas.

La pérdida de los “dzuuch”, como se conoce en maya a los drenajes naturales de la tierra -explicaron- es consecuencia de las obras para el establecimiento de cultivos nocivos para la vida, además del despojo de tierras por parte de la industria inmobiliaria, el desarrollo de proyectos turísticos y las plantas de energías “supuestamente limpias”.

“Todo lo anterior termina con el robo de nuestra identidad para convertir lo maya en una marca comercial que abandera el despojo, mientras en las escuelas y los medios nos hacen negar nuestra lengua y nuestra cultura.

“Es urgente replantear los esquemas que han puesto en riesgo la reproducción de nuestras formas de vida. Por miles de años, las y los mayas hemos tenido diferentes prácticas ecológicamente correctas, prácticas que ahora se encuentran amenazadas por los modelos de ‘progreso’ económico y social promovidos por los gobiernos y las empresas que le sirven al capital para asegurar su acceso a nuestros bienes naturales y a la mano de obra barata”, enunciaron.

Para la Alianza, pese a las sequías, incendios forestales, baja de la producción de miel y caída de su mercado, tormentas y hasta la pandemia del coronavirus Covid-19 , el gobierno no responde a las necesidades que les han sido planteadas.

“En diversas ocasiones, nos hemos acercado al gobierno federal con propuestas claras para proteger y fomentar la apicultura en los territorios comunitarios peninsulares.

“Propuestas que van desde plantear una coordinación intersectorial para atender la problemática de deforestación y fumigaciones que afectan a la apicultura, hasta iniciativas para fortalecer el mercado nacional de la miel a partir del aumento en su consumo”, señalaron.

Tan sólo en los últimos 18 meses, las y los apicultores han viajado a la Ciudad de México para reunirse con diversos funcionarios, sin recibir ninguna respuesta.

“En cambio, las señales del gobierno son el continuar con los esquemas y modelos de despojo y desatención del bienestar de nuestros pueblos. Nos preguntamos ¿Cuáles son las prioridades del Estado? ¿Apresurar el inicio de megaproyectos que agudizan la devastación de nuestros bienes naturales?”, cuestionaron.

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